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Diccionario_Biblico

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práctica, es igualmente ilusorio. El Señor solamente tiene en cuenta la obediencia (Jer. 7:4-7;<br />

8:7-9). Para terminar, ya no se hablará más del arca de la alianza (Jer. 3:16). Dios contempla el<br />

corazón del hombre (Jer. 11:20; 17:10; 20:12). El servicio de Dios exige que uno se purifique el<br />

corazón de todo mal deseo (Jer. 4:4; cf. Dt. 16:10), de maldad (Jer. 4:14); que se vuelva de todo<br />

corazón a Jehová, sin reserva ni hipocresías de ningún tipo (Jer. 3:10; 17:5). Jeremías predice<br />

que un día Israel recibirá un nuevo corazón, donde será escrita la Ley de Dios (Jer. 24:7; 31:33;<br />

32:39, 40). El profeta describió la gloria del Reino venidero; esta verdad tiene desde entonces<br />

uno de los primeros lugares en el pensamiento del pueblo de Dios.<br />

Jeremías dictó ciertas de sus profecías bajo el reino de Joacim, pero el rey destruyó el rollo (Jer.<br />

36:1, 23); fueron inmediatamente vueltas a escribir, con importantes adiciones (Jer. 36:32). El<br />

libro que poseemos en la actualidad es aún más amplio, por cuanto contiene también las últimas<br />

profecías. Es una redacción que hizo el mismo Jeremías al final de su ministerio; reunió textos<br />

que pertenecían a diversas épocas, y puso por separado otros que son de un mismo período.<br />

Como se puede apreciar, el plan en la redacción de su libro no es cronológico, sino moral.<br />

(a) PLAN.<br />

El libro de Jeremías contiene una introducción relatando cómo el joven fue llamado al ministerio<br />

(Jer. 1); después vienen tres secciones proféticas, frecuentemente en relación con el<br />

acontecimiento que suscita el mensaje (Jer. 2-51). Concluye con un apéndice histórico, que<br />

probablemente fue añadido por un escriba posterior, quizá Baruc (Jer. 52; cf. Jer. 51:64). Las tres<br />

secciones proféticas comprenden:<br />

(A) Las predicciones relativas al inminente juicio del reino de Judá, y la promesa del<br />

recogimiento después del exilio (Jer. 2-33). En esta sección se halla una denuncia contra Judá<br />

(Jer. 2-20), acusaciones contra las autoridades civiles y religiosas (Jer. 21-23), la revelación del<br />

objeto y de la dureza del castigo (Jer. 24-29; cf. Jer. 25:11; Dn. 9:2) y el anuncio de las<br />

bendiciones que seguirán (Jer. 40-44)<br />

(B) El relato del castigo (Jer. 34-44) El profeta denuncia la corrupción que reinaba poco antes de<br />

la caída de Jerusalén (Jer. 34-38). Relata la toma de Jerusalén y su destrucción (Jer. 39), el<br />

lamentable estado en que quedaron los supervivientes, y las profecías que les fueron dirigidas<br />

(Jer. 40-44).<br />

(C) Predicciones relativas a las naciones extranjeras (Jer. 46-51); estas profecías van precedidas<br />

de un mensaje a Baruc (Jer. 45).<br />

Aparecen pasajes mesiánicos en Jer. 23:5-8; 30:4-11; 33:14-26; el pacto irrevocable de Jehová<br />

con Israel es mencionado en Jer. 31:31-40; 32:36-44; 33. Mateo (Mt. 2:17-18) revela que Jer.<br />

31:15 se aplica también a la matanza de los inocentes. En su cántico, Zacarías hace alusión a una<br />

palabra del profeta (Lc. 1:69; Jer. 23:5). El anuncio de un nuevo pacto (Jer. 31:31-34) constituye<br />

el tema de He. 8:8-13; 10:15-17 (cf. Lc. 22:20). Al purificar el Templo, Jesús cita a Jeremías<br />

(Jer. 7:9-11; Mr. 11:17). El libro del Apocalipsis se inspira patentemente en Jeremías,<br />

especialmente en lo tocante a la caída de Babilonia (Jer. 17:10, cf. Ap. 2:23; Jer. 25:10, cf. Ap.<br />

18:22-23; Jer. 51:7-9, 45, 63-64, cf. Ap. 14:8; 17:2-4; 18:2-5, 21).<br />

Nunca se ha dudado seriamente de la autenticidad de esta obra. En la LXX, el orden de los caps.<br />

es un poco diferente; en particular, los caps. 46 - 51 se encuentran entre los vv. 13 y 14 del cap.<br />

25, y se evidencian varias omisiones (indudablemente debido a una tendencia del traductor a la<br />

brevedad).<br />

(b) Confirmación arqueológica.<br />

En Tafnes, el prof. Petrie descubrió las ruinas de la casa de Faraón (Jer. 43:9-10). Ésta tenía una<br />

sola entrada, y ante ella se expandía una gran extensión embaldosada, correspondiéndose<br />

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