28.02.2018 Views

Diccionario_Biblico

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

madera», y que lo que «el leño», o la vara, dijera, quedaba controlado por él. Así que en toda<br />

adivinación se usaban encantamientos, y se invocaba a los dioses<br />

para que dieran las respuestas más favorables. Sabemos que detrás de todo ello se hallaban<br />

demonios que controlaban los resultados dados, para llevar a cabo los propósitos de Satanás.<br />

En Hechos hallamos a una joven poseída por espíritu de adivinación, o de Pitón. Éste era un<br />

oráculo profético en Delfos, considerado como el centro focal de la adivinación pagana. Un<br />

espíritu maligno relacionado con aquel oráculo poseía a esta joven. Es notable el testimonio del<br />

espíritu maligno hacia los siervos del Dios Altísimo; puede haberse visto forzado a hablar así al<br />

verse ante el poder de Dios (como los demonios reconocían atemorizados a Cristo); sin embargo,<br />

el apóstol no podía tolerar recomendaciones procedentes de tal fuente: el espíritu fue echado por<br />

un poder superior. Aquí acabó su adivinación, y su dueño perdió la fuente de sus inicuos<br />

beneficios (Hch. 16:16-19).<br />

(b) Agorero o, como otros lo traducen, «observador de los tiempos»: puede haber incluido ambas<br />

cosas. El término es anan, que también se traduce como encantador, hechicero. El observador de<br />

los tiempos determinaba los días propicios y no propicios, y nada debía hacerse sin consultar a<br />

los dioses. Tenemos un ejemplo de ello en Ester, cuando Amán echó suertes para hallar el día en<br />

que llevar a cabo sus planes contra los judíos (Est. 3:7). Es indudable que al echar la suerte<br />

invocaron a sus dioses para asegurar el éxito. Otros practicaban los augurios con el similar<br />

propósito de determinar la voluntad de su dios. La respuesta a sus preguntas podía venir de los<br />

truenos, relámpagos, de la forma de las nubes, o del vuelo o aparición de ciertas aves.<br />

(c) Sortilegio, nachash, «un murmurador».<br />

Esto parece referirse a los cánticos o a los encantamientos murmurados como un preliminar para<br />

obtener la respuesta de los espíritus que deseaban consultar. Ésta es una de las formas a las que<br />

recurrió Manasés (2 R. 21:6).<br />

(d) Hechicero.<br />

El término utilizado es «kashaph», y se refiere a la práctica de las artes mágicas, con el intento de<br />

dañar a hombres o animales, o de pervertir la mente; hechizar. Puede que no tuvieran poder para<br />

dañar a otros a no ser que aquella persona, por curiosidad o amistad, oyera voluntariamente los<br />

encantamientos utilizados. Manasés también practicó esta iniquidad (2 Cr. 33:6). Nínive es<br />

comparada a una ramera bien favorecida, maestra en hechizos (Nah. 3:4).<br />

(e) Encantador.<br />

Viene de chabar, «unir juntamente, fascinar».<br />

Se asocia con otro término, lachash, «hablar de una manera suave y gentil», y se aplica después<br />

al encantamiento de las serpientes (Sal. 58:5). Similarmente el hombre es engañado y baja la<br />

guardia de su aversión a relacionarse con los espíritus malignos, hasta llegar a verse bajo su<br />

influencia.<br />

En Is. 19:3, otro término, ittím, se traduce «evocador» con un sentido similar, como aquel que da<br />

un suave sonido en los encantamientos de los hechiceros.<br />

(f) Adivino (o con espíritu de adivinación).<br />

El término hebreo es ob, que significa «una botella de cuero», y se supone que implica que las<br />

personas aludidas estaban hinchadas con un espíritu. Aparece dieciséis veces, traducido en este<br />

sentido en todos ellos menos en Job 32:19. Como ejemplo del sentido de esta palabra está la<br />

mujer de Endor, consultada por Saúl. De ella se afirma que tenía «espíritu de adivinación». Saúl<br />

le pidió a la mujer: «Te ruego... me hagas subir a quien yo te dijere. » Tan pronto como su vida<br />

quedó garantizada por un juramento, le preguntó a quién iba a llamar. Es evidente que era su<br />

profesión llamar a los espíritus de los muertos, pero en esta ocasión reconoció la obra de un<br />

27

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!