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Diccionario_Biblico

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(C) Durante el exilio, salvaguardando Dios la fe de los deportados, al manifestar su poderío y<br />

superioridad sobre los dioses paganos, mediante la ayuda prestada a Daniel y a sus amigos.<br />

(D) Al comienzo del cristianismo, para acreditar la persona del Hijo de Dios y su obra de<br />

salvación; para confirmar el fundamento de la Iglesia y la misión de los apóstoles; para apoyar el<br />

paso desde el Antiguo al Nuevo Pacto, y para demostrar la excelencia del Evangelio en medio<br />

del mundo antiguo, idólatra y corrompido (He. 2:3-4; Ro. 15:18-19; 2 Co. 12:12).<br />

Fuera de estos períodos, vivieron notables siervos de Dios sin que llevaran a cabo milagros<br />

concretos; a propósito de esto se puede citar a Abraham, David y muchos eminentes. Del mismo<br />

Juan el Bautista se llega a decir a la vez que él fue el más grande de los hombres del Antiguo<br />

Pacto, y que sin embargo no había llevado a cabo milagro alguno (Mt. 11:11; Jn. 10:41).<br />

(f) Los milagros y nuestra época.<br />

Es cierto que Dios es siempre capaz de llevar a cabo milagros, y que el Espíritu puede otorgar a<br />

ciertos hombres el don de llevar a cabo milagros y curaciones (1 Co. 12:9-10, 28-30). Sin<br />

embargo, es menester que no nos olvidemos de que tales manifestaciones tienen que estar en<br />

pleno acuerdo con la Palabra de Dios, y que, por otra parte, se han hallado ausentes en ciertas<br />

épocas, incluso de avivamiento, y del ministerio de muy eminentes servidores de Dios (los<br />

reformadores Hudson Taylor, Spurgeon, Moody, por citar sólo unos pocos). Además, sería<br />

erróneo aplicar el término «milagroso» sólo a los dones de curación, de milagros y de lenguas.<br />

Cada manifestación del Espíritu, por serlo, es sobrenatural, y por ello el ejercicio poderoso de un<br />

don de sabiduría, de conocimiento, de fe, de discernimiento, de enseñanza, etc., es asimismo<br />

milagroso.<br />

(g) Milagros falsos.<br />

El poder de Satanás está en actividad sin cesar, y la Biblia nos pone constantemente en guardia<br />

contra él. Los magos de Egipto se mostraron capaces de imitar hasta cierto nivel algunos de los<br />

milagros llevados a cabo por Moisés (Éx. 7:11, 22; 8:3; cfr. v. 14). Simón el Mago tenía atónita a<br />

toda Samaria por sus actos de magia (Hch. 8:9-11), y Lucas cita a otro mago llamado Elimas<br />

(Hch. 13:6-12). Menciona también los libros usados para el ejercicio de las artes mágicas (Hch.<br />

19:19). Es evidente que entonces, como ahora, se daba una buena parte de superchería en estas<br />

prácticas mágicas. Pero Cristo y sus apóstoles hablan abiertamente acerca de los grandes<br />

prodigios y de los milagros llevados a cabo por los falsos profetas, con el objetivo de seducir<br />

incluso, si fuera posible, a los mismos elegidos (Mt. 24:24). Estas señales engañosas serán una<br />

característica clara de la carrera del Anticristo y del fin de los tiempos; ahora, como entonces,<br />

son suscitados por el poder de Satanás (2 Ts. 2:9-12; 1 Ti. 4:1-2; Ap. 13:13-15).<br />

Sistema para discernir los milagros verdaderos de los falsos.<br />

Se debe utilizar la piedra de toque de la palabra de Dios. Si una señal contradice los<br />

mandamientos divinos, tiene que ser rechazada resueltamente (Dt. 13:1-5). Si con ello se busca<br />

la gloria y la ventaja personal del hombre, no ha sido dado en el espíritu de Cristo, que nunca<br />

efectuó un solo milagro para Sí mismo (cfr. asimismo 1 Co. 12:6). Los milagros auténticos<br />

manifiestan la grandeza y la santidad de Dios, por lo que de Él no pueden venir prodigios<br />

absurdos y pueriles (p. ej., los de los Evangelios Apócrifos y los de la «leyenda de los santos» de<br />

la Edad Media). También deben ser rechazados aquellos que pretendan apoyar dogmas<br />

antibíblicos, como la transubstanciación, la inmaculada concepción de María, o la doctrina del<br />

purgatorio.<br />

En nuestra época cercana al fin abundan los prodigios engañosos en el mundo religioso y<br />

ocultista. El cristiano se debe armar decididamente de la fe que recibe el verdadero milagro, y del<br />

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