28.02.2018 Views

Diccionario_Biblico

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

La Ley, en su instauración de sacrificios y fiestas, era esencialmente tipológica, y era una sombra<br />

de lo que se cumpliría en Cristo. Así, Pablo, como judío, podía decir: «La ley ha sido nuestro ayo<br />

para llevarnos a Cristo» (Gá. 3:24). El Señor dijo: «Si creyeseis a Moisés, me creeríais a mí,<br />

porque de mí escribió él» (Jn. 5:46). Éste es un punto importante, porque el pasaje donde Pablo<br />

menciona a la Ley como «ayo» sigue diciendo que fue «a fin de que fuésemos justificados por la<br />

fe». Después que la fe ha venido, los creyentes ya no estamos bajo ayo (Gá. 3:25). Un judío<br />

convertido ya no estaba bajo la Ley. Mucho menos un creyente procedente de la gentilidad, a<br />

quien Dios jamás había puesto bajo la Ley. (Véase AYO.)<br />

Con frecuencia se expone que en tanto que el cristiano no está bajo la Ley para justificación, sí<br />

que lo está para su camino, como norma de vida. Esta teoría, sin embargo, hace violencia a las<br />

Escrituras, pues se dice: «El pecado no se enseñoreará de vosotros; pues «no estáis bajo la ley,<br />

sino bajo la gracia» (Ro. 6:14). El cristiano ha muerto con Cristo y vive para Dios, más allá de la<br />

jurisdicción de la Ley, que se aplica al hombre en la carne, al hombre «en Adán». El cristianismo<br />

tiene su verdadero poder en la muerte y resurrección. (Véase también Gá. 5:18.)<br />

Se afirma también con frecuencia que lo que está abrogado es la ley ceremonial, pero que la ley<br />

moral obliga a todos. Esto es cierto en cuanto a que la Ley incorpora principios morales<br />

inmutables, que siempre deben ser la norma de conducta para todo ser inteligente. Las demandas<br />

justas de la Ley se cumplen ahora en aquellos que andan en el Espíritu, en tanto que se afirma<br />

que están muertos a la Ley por el cuerpo de Cristo. La Escritura habla sólo de «la Ley». La Ley,<br />

así, es presentada en las Escrituras como «el ministerio de muerte grabado en piedra (el<br />

Decálogo)», no como la ley de vida del cristiano (2 Co. 3:7). La Ley no da poder sobre el<br />

pecado; lo cierto es que tan pronto como la Ley dice que algo concreto no debe ser hecho, da<br />

ocasión al deseo, en la naturaleza corrompida del hombre en pecado, de quebrantar esta orden.<br />

Las Escrituras no dicen nada acerca de que los cristianos sean regidos por ley; sí dicen que la<br />

gracia le enseña cómo caminar (Tit. 2:11, 12), y por cuanto está bajo la gracia el pecado no<br />

tendrá dominio sobre él. La Ley mostraba cómo debería ser un hombre justo sobre la tierra. Era<br />

perfecta para el propósito para el cual fue dada, pero, como se ve en la cuestión del divorcio (Mr.<br />

10:4), permitía aquello que Dios no se había propuesto originalmente para el hombre, y acerca de<br />

ello tenemos el testimonio del Señor Jesús. En Mt. 5:21-48 el Señor menciona cinco puntos que<br />

habían sido dados por «los antiguos», en contraste a los cuales Él legisla de acuerdo con el nuevo<br />

orden de cosas que Él estaba introduciendo. La Ley no llegaba a la altura de las<br />

responsabilidades del cristianismo. El cristiano tiene una norma más sublime, el mismo Cristo.<br />

Tiene que andar «como es digno del Señor, agradándole en todo» (Col. 1:10). Habiendo recibido<br />

al Señor Jesucristo, tiene que andar en Él (Col. 2:6). Debe andar «como es digno de Dios» (1 Ts.<br />

2:12). Ciertamente, su meta debería llegar a poder decir de manera veraz, con Pablo: «Para mí el<br />

vivir es Cristo» (Fil. 1:21).<br />

El hombre se aferra de manera natural a la Ley porque ésta lo reconoce como vivo en la carne. Y<br />

aunque viene la maldición y la muerte por no observarla en todos y cada uno de sus puntos, no<br />

está, sin embargo, dispuesto a abandonar este terreno. Cristo glorificado es el único a quien Dios<br />

reconoce. Solamente Él ha glorificado a Dios. Así, todo aquel que no está «en Cristo» es un<br />

pecador ya condenado por la luz que Cristo trajo al mundo.<br />

Para la comparación de la Ley de Moisés con el código de Hammurabi, véase HAMMURABI.<br />

726<br />

Bibliografía;<br />

Véase bajo JUSTIFICACIÓN.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!