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Diccionario_Biblico

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La palabra de Jonás citada en 2 R. 14:25 tiene que haber sido proclamada al principio del reinado<br />

de Jeroboam II, hacia el año 780 a.C. El libro de Jonás no da fecha, pero es indudable que fue<br />

redactado por el mismo profeta a su retorno de Nínive. La visita a Nínive pudo tener lugar entre<br />

los años 780 y 750 a.C. Los críticos ponen en tela de juicio su autenticidad, y consideran la obra<br />

como una leyenda, un mito, una parábola. Afirman no poder admitir sus elementos milagrosos;<br />

pero los milagros citados aquí no son más increíbles que las plagas de Egipto, el paso del mar<br />

Rojo, la columna de fuego y de humo, el maná, la roca de Horeb, o la resurrección de Cristo. Los<br />

que rehúsan admitir la posibilidad de tales milagros sitúan la redacción del libro después del<br />

exilio, alrededor del siglo IV a.C. o posteriormente. Pero se puede evidenciar el carácter histórico<br />

de la obra y su unidad por las siguientes razones:<br />

(a) El estilo es narrativo, los nombres no son simbólicos. El lector sin opiniones previas recibe la<br />

impresión de que se trata de un relato auténtico. Es indiscutible que el mismo Jonás fue un<br />

personaje histórico. Jesús afirma que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del gran<br />

pez. Afirma asimismo el milagro del arrepentimiento de los moradores de Nínive al oír la<br />

predicación de Jonás. Así, todo el relato del libro de Jonás queda autentificado por la autoridad<br />

de Cristo. La importancia dada por el Señor al milagro de Jonás es tan grande que puede declarar<br />

que a su generación no le será dada otra señal que ésta (Mt. 12:39-41; Lc. 11:29-32). Si<br />

admitimos la autoridad del Hijo de Dios, es insostenible el rechazo de la autenticidad del libro de<br />

Jonás y su carácter sobrenatural. Tampoco puede considerarse como una mera leyenda o<br />

parábola.<br />

(b) Se ha echado mucho ridículo sobre la historia de la «ballena» de Jonás, debido a que las<br />

ballenas no pueden tragar a un hombre; además, raras veces aparecen por el Mediterráneo. Pero<br />

la verdad es que el texto no habla de una ballena, sino de un gran pez, de un monstruo marino.<br />

Hay grandes tiburones que pueden tragarse hombres enteros. Durante el siglo pasado y el<br />

presente han circulado varias noticias acerca de personas rescatadas con vida de las entrañas de<br />

grandes animales marinos. En Princeton Theological Review, por ejemplo, se narra el caso de un<br />

hombre que, caído al mar, fue rescatado tres días después, inconsciente pero vivo, al capturar un<br />

ballenero un mamífero marino y abrirlo (vol. 25 [1927], p. 636). No hay motivo alguno para<br />

dudar del relato, excepto la incredulidad que no acepta que Dios pueda intervenir, y que<br />

desconoce el poder de Dios.<br />

(c) La inmensidad de Nínive (Jon. 3:3; 4:11), que había sido puesta en tela de juicio por ciertos<br />

críticos, ha sido confirmada por las excavaciones arqueológicas. La ciudad interior tenía catorce<br />

kilómetros de perímetro y se desparramaba en numerosos suburbios alejados entre sí un buen<br />

número de kilómetros (véase NÍNIVE).<br />

(d) Debido a la presencia de arameismos en el texto, se ha argüido que ello indica una fecha<br />

tardía. Pero no puede descartarse una influencia aramea en el reino del norte en los tiempos<br />

anteriores a Jeroboam II, debido a los muchos contactos comerciales con el exterior, Las<br />

correspondientes con Jeremías y ciertos salmos no tienen peso en este argumento, como se<br />

documenta en el estudio de R. D. Wilson «The Authenticity of Jonah», en Princeton Theological<br />

Review, vol. 16, PP. 280-298, 430-456.<br />

(e) El argumento de por qué el rey de Asiria recibe el nombre de «rey de Nínive» en Jon. 3:6 no<br />

se sostiene, por cuanto en otros pasajes del AT se usan apelaciones semejantes. El rey de Israel<br />

recibe el nombre de rey de Samaria (1 R. 20:43; 21:1), y el rey de Siria, el de rey de Damasco (2<br />

Cr. 24:23).<br />

(f) En general, los críticos rechazan el «salmo» del capítulo 2, pero con ello destruyen la simetría<br />

del libro, en el que cada mitad comprende dos capítulos. Estos autores acusan a Jonás de no<br />

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