PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

CUPIDO (Cupido) Total menciones: 294
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AMOR / ANTEROS / PSIQUE / VENUS
A] Eros, el dios griego del amor, retozón e implacable al mismo tiempo, imagen de la
fuerza irresistible y generatriz de la naturaleza, aparece con dos denominaciones latinas
en la obra de Calderón (Amor y Cupido). Aunque la primera parece sugerir una mayor
espiritualidad y la segunda una mayor carga sensorial o fisiológica, la verdad es que
Calderón utiliza una y otra sin que se adivinen grandes diferencias entre ambas. De su
abundante presencia en las comedias calderonianas (tanto en número como en cantidad),
podemos deducir la importancia que en el universo conceptual de este tipo de
composiciones tenía este hermoso horror de la tierra. En algunas de ellas asume el
papel protagonista y en otras, como esos cupidos que vemos en las representaciones
pictóricas barrocas siempre que se representa una escena en que se presume el amor o la
pasión, no puede faltar su concurso casi a título de decorado.
Como complejo y paradójico protagonista lo tenemos en La fiera, el rayo y la piedra,
donde la idea del amor se desdobla en sus dos caras (el amor apacible y correspondido,
de una parte, y el amor sufriente y no correspondido, por otra). Hasta tal extremo, que
cada uno de ellos asume una identidad personal diferente, el primero con el nombre de
Anteros, y el segundo con el de Cupido. La comedia no es otra cosa que la pugna entre
uno y otro sentimiento, tema dilecto a Calderón, que lo trata en otras de sus obras, con
algún nuevo matiz, haciendo adalides de cada bando a Venus y Diana. En la comedia
que nos ocupa, los seres humanos que aparecen no son otra cosa que el campo de batalla
entre Cupido y Anteros (para más detalles, cf. Amor y Anteros). El nacimiento de
Cupido se ve acompañado de temibles prodigios naturales y supone toda una amenaza
(…que aunque me veis en tan tierna / edad, fiera piedra y rayo / soy tan desde mi
primera / cuna, que nunca mayor / he de ser por más que crezca 1598). Pero los tres
galanes de la comedia (Pigmalión, Ifis y Céfalo) menosprecian a Cupido, a quien esta
actitud irrita sobremanera: Pues, ¿cómo habiendo escuchado / quién soy, de aquesa
manera / os vais, sin darme más culto, / ni hacerme más reverencia? (1599). Para su
venganza hace fabricar dos tipos de flechas (de oro y de plomo) A fin de que / usando,
madre, de armas / teman los mortales tanto / mi favor como mi saña, / mi agrado como
mi ira, / y mi paz como mi rabia (1606). Una vez elaboradas, las proyecta contra los
personajes de la comedia, que pronto sufren sus efectos. Cupido explica la concreción
de su venganza: …pues piedra, rayo y fiera / en Irífile soy, en Anajarte / y en ese
mármol frío a quien el arte / hermosura sin alma dar procura (1615). La pugna entre
los dos amores es dirimida finalmente por Venus, quien favorece a Anteros, el amor
correspondido, pues Pigmalión es premiado con su piedra, Céfiro con su fiera, mientras
que la actitud de rechazo de Anajarte, el rayo, encuentra su castigo y la joven es
petrificada. Cupido termina por aceptar este triunfo, y reconocer la superioridad del
amor correspondido.
En Fieras afemina Amor, Cupido vuelve a tener un papel muy relevante, pues el eje
argumental consiste en doblegar el desprecio que hacia ese sentimiento (y hacia la
mujer en general) manifiesta un Hércules más tosco que nunca. En su descrédito del
amor, Hércules define muy bien este violento sentimiento: ¿Es amor más que una ciega
/ tirana, a quien yo doy / las armas con que me venza? / ¿Yo he de introducir en mí /
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