PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

amorosos sin tanta carga trágica, pero de peripecia novelesca, como los de Júpiter y
Europa, Venus y Marte o Perseo y Andrómeda. Y más allá del tema amoroso (aunque es
difícil que un personaje no ofrezca ese flanco), nos encontramos con figuras cargadas
con una fuerte significación simbólica, muy aptas para transmitir un mensaje moral,
como Ulises, Hércules, Aquiles, Faetón o Narciso. Por último, hemos de destacar el
tratamiento de motivos que eran, por así decirlo, el soporte de un debate muy del gusto
de la época, como el certamen por las armas de Aquiles, entre Áyax y Ulises, símbolo
de la pugna entre las armas y las letras, la oposición, tan explotada por Calderón, entre
Diana y Venus, para representar distintas actitudes ante la pasión amorosa, o los
distintos amores (Amor, Cupido y Anteros), para reflejar las diversas manifestaciones
de ese sentimiento.
En lo que hace a la producción dramática, el panorama apenas cambia 57 . Los
argumentos se repiten de manera insistente y son, en esencia, los mencionados para las
composiciones poéticas. Es evidente que la fábula supuso todo un manantial argumental
para el drama mitológico, con la virtualidad adicional de que ya había aplicado al mito
un tratamiento poético y lo había reducido a una secuencia argumental. Hay autores que
cultivan con éxito ambos géneros. Tirso de Molina, Mira de Amescua, Lope de Vega,
Soto de Rojas, o Salazar y Torres se cuentan entre los más conspicuos.
Calderón, al que tenemos por un buen conocedor de la mitología clásica, sigue esta
tendencia, dramatizando temas ya muy trillados en nuestra literatura, como los de Venus
y Diana, Apolo y Dafne, Venus y Adonis, Orfeo y Eurídice, Psique y Cupido, Diana y
Acteón, Ifis y Anaxárate, Faetón…, aunque su cultura mitológica e intuición dramática
le llevaron a innovar en terrenos algo menos explorados, como las leyendas de
Prometeo o Semíramis (ésta última con un precedente muy directo en la obra de
Virués). Es evidente que la preocupación no era innovar en cuanto al tema, sino, de
acuerdo al principio de la imitatio clásica, superar los modelos precedentes.
1.4.2 La mitología como tema prestigioso en el Siglo de Oro español
Volvemos a insistir, aun a riesgo de resultar demasiado reiterativos, en el prestigio, en el
glamour (permítasenos el abuso), de la cultura grecolatina en general y, muy
especialmente, de su tradición mítica. La cultura clásica, revitalizada con entusiasmo en
el Renacimiento, seguía teniendo un enorme ascendiente cultural sobre los intelectuales
del siglo XVII. Un conocimiento de las lenguas y de la sabiduría clásicas es el mayor
aval para ser considerado una persona culta e ilustrada. En la enseñanza estos saberes
seguían ocupando, junto con la doctrina eclesiástica, una posición troncal. Es lícito
presumir, por el incesante tratamiento de los mitos antiguos en la literatura y en el arte a
lo largo de todo el Siglo de Oro, que era general entre la población letrada de la época
un aceptable conocimiento de esta tradición, y que saborearían con gusto la recreación
de historias que les eran conocidas y apreciadas. Este gran ascendiente cultural, cuyo
peso llegó incluso a veces a incomodar a las minorías ilustradas (repárese a este
respecto en la Querella entre de Antiguos y Modernos, en pleno incendio en la Francia
57 Disponemos en O‘CONNOR (2006) de una relación de dramas basados en contenido mítico, aunque en esta ocasión
sin comentario adjunto. Los hitos dramáticos fundamentales de inspiración mítica en nuestro Siglo de Oro son
repasados por FERNÁNDEZ NIETO (1995) en un breve artículo en el que dedica una breve glosa a las obras.
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