PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

aquellas virtudes. En realidad, le ofrece el cuerpo de dios, la Hostia Blanca. Sólo el
Oído entre sus Sentidos da razón a Penitencia, creyendo que el pan no sólo es Pan, sino
carne de Cristo. Entendimiento convence a Ulises a volver a la nave soberana de la
Iglesia, en la que el héroe logra escapar por fin de la maga. Circe trata de encrespar el
mar, para que la nave zozobre, pero sin éxito. En un terremoto acaba la venenosa locura
de Circe, pues todos sus palacios se arruinan, convirtiéndose en un oscura montaña.
B] La referencia esencial para El mayor encanto, amor y para el auto sacramental Los
encantos de la culpa es el episodio contenido en la Odisea 904 homérica que cuenta la
relación de Ulises con la maga Circe 905 . Ulises llega a la isla Eea tras haber escapado del
país de los Lestrígones, antropófagos que le habían diezmado severamente la
tripulación. Ordena a los compañeros que le quedan que inspeccionen la isla, y éstos
son recibidos amistosamente por la maga, que los invita a comer en su suntuoso palacio.
Euríloco, prudentemente, se ha retirado para ver qué pasa, y observa con espanto cómo
Circe con una varita convierte a sus compañeros en cerdos. Se lo cuenta a Ulises, quien
determina rescatar a sus hombres. Los dioses le ayudan en este propósito, y Hermes, el
dios mensajero, le viene a traer una planta que funciona como antídoto del tósigo de
Circe. Cuando la diosa recibe a Ulises con la misma intención que a sus compañeros, el
héroe hace uso del antídoto y, desenvainando la espada, obliga a Circe a devolverles la
forma humana. Pero cuando el episodio parece estar concluido, Circe y Ulises se
aficionan el uno al otro, y el griego se demora un año en la isla entre los grandes
deleites que le ofrece la hechicera, con la que, incluso, llega a tener un hijo. Ovidio 906 no
podía eludir un caso tal de transformación en su gran friso mitológico, aunque en lo
esencial es depositario de la tradición homérica.
En El mayor encanto, amor, Ulises está estereotipado como personaje astuto, aunque ha
pasado del fecundo en ardides homérico, al retórico calderoniano: ¡Ah cauteloso
griego, / sal a apagar retórico este fuego! (1540), le grita desafiante Arsidas. Calderón
le confiere un aire intelectual que seguro que le hacía tener por este personaje una
especial simpatía: Aunque inclinado a las letras, / militares escuadrones / seguí (1515).
Y cuando aparece el espectro de Aquiles, queda clara la jerarquía heroica que establece
la superioridad del guerrero de la Ilíada al hablar con autoridad a Ulises: Y tú,
afeminado griego, / que entre las delicias dulces / del amor, de negras sombras / tantos
esplendores cubres (1542). En Los encantos de la Culpa el enfoque del mito lo deja
meridianamente claro Calderón por boca del propio Ulises, al comienzo de la obra: El
Hombre soy, a astucias inclinado / y por serlo hoy Ulises me he nombrado / …de Ulises
siga en mí la alegoría… / Y así nadie se espante / que Ulises, peregrino y navegante /
con inquietud violenta, / corra tanta tormenta, / confusos y perdidos / en mis
tribulaciones mis sentidos (407). No hay, por tanto, atisbo de misterio o suspense: el
autor declara sus intenciones de manera clara y desde el principio. Las peripecias del
héroe se prestaban muy bien a un enfoque cristiano, considerando a Ulises el símbolo
del ser humano sometido a multitud de trabajos y tentaciones para alcanzar la salvación,
y que va sobreponiéndose a ellos con mucha dificultad y sufrimiento, y con ayuda de la
gracia.
904 Od. X 135-574.
905 La relación de Calderón con la tradición clásica del mito, así como sus interacciones con otras leyendas que
mantienen puntos en común (singularmente la de Eneas y Dido), está detallada en la obra de PAETZ (1970).
906 Ov. Met. XV 241-310.
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