PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

alegórica, su temple moral. Aparece en escena vestida de cazadora, disputando con
Caribdis los despojos del naufragio que sufren Ulises y sus compañeros al llegar a las
costas de Trinacria. Mientras Caribdis amenaza desde el mar, Escila lo hace desde
tierra. Una y otra hostigan a los náufragos como cruel desquite de las graves afrentas
personales que ambas han sufrido. Escila se jacta incluso de aventajar a Caribdis:
Porque te excedo, / ya que es una la acción nuestra, / en ser bandoleras ambas, /
vengando ambas las afrentas / de Aglauco y Neptuno, cuanto / es la gran distancia
inmensa / de la hermosura a la voz (1725). Afrentas de Glauco y Neptuno que no se
hacen explícitas en el curso de la comedia. La capacidad seductora de Escila se basa en
la vista, pues lo que más se destaca de ella es su hermosura, mientras Caribdis arrastra
voluntades con el hechizo de su canto, es decir, por el oído. Cuando llega Ulises, una y
otra muestran una gran rivalidad para hacerse con él. Escila es la primera en atacar,
fingiendo un desmayo ante el héroe, con la intención de despeñarlo cuando esté a su
alcance (dice una de sus sirvientas: ¿qué hace / más que, dejándose ver, / llevar a su
torre a un hombre / y dar en el mar con él? 1732-3). Sin embargo, cuando puede
hacerlo, ante los galanteos del héroe, ella comienza a sentirse enamorada. La
competencia entre ambas por Ulises se convierte en un mismo sentimiento de venganza
cuando el héroe de Ítaca desaíra a las dos escapando de sus encantos (…pase nuestra
competencia / a venganza 1734). Al no poder alcanzarlo con las piedras que le arrojan
en su huida, ambas caen despeñadas al mar muriendo como él había / de morir, en cuya
saña / las funerales exequias / montes y piélagos hagan (1738), convirtiéndose en dos
promontorios letales para los marineros. Sileno, un pescador galán, resume este destino
al final de la comedia: Que / mirando el mar en bonanza / salí a pescar, y a lo lejos / vi
arrojarse despeñadas / al mar Escila y Caribdis, / cuyo sepulcro de plata / construyen
dos nuevos montes / en dos pirámides altas, / contra cuantos marineros / tocaren en
esas playas; / pues quien escape de Escila, / tendrá en Caribdis borrasca (1738).
En El mayor encanto, amor, Ulises menciona a Escila y Caribdis dentro del relato que
de sus aventuras hace a Circe al comienzo de la comedia (recordando, dicho sea de
paso, el título de la comedia anterior): Entre Caribdis y Scila / me vi, y a las dulces
voces / del golfo de las Sirenas / basilisco fui de bronce (1516). En Ni Amor se libra de
amor nos encontramos con la alusión más estereotipada de ambas como un grave riesgo
en la navegación, cuando Psiquis le desea una mala ventura a la nave que la ha dejado
abandonada: Entre Caribdis y Escila / tan zozobrada padezcas… (1962).
Por último, en Fortunas de Andrómeda y Perseo, los villanos, hartos de la actitud
presuntuosa de Perseo, lo atan para contarle su historia y bajarle los humos: la nave que
los portaba a él y a su madre encalló cerca de aquel puerto: …trajo un bajel / a la vista
de este puerto, / donde encallando en los bajos, / que son Escilas del griego / piélago
del negro Ponto… (1643). El pleonasmo parece en este caso un recurso paródico para
ridiculizar las ínfulas expresivas del rústico Bato. Un poco más adelante, Andrómeda,
acosada por la pasión de Fineo, lamenta que en su navegación éste no se haya
encontrado con los famosos escollos: ¿Dónde dicen que estar suelen / Sirtes y Escilas,
si al fin, / sin que unas y otras encuentre, / un aborrecido parte, / y un aborrecido
vuelve? (1663).
Calderón, como vemos, utiliza a Escila, en la primera de las comedias referidas, como
un personaje alegórico que significa los peligros de la tentación que nos transmite la
vista, en forma de una hermosa joven. El uso del mito, por tanto, tiene, además de su
atractivo estético, una carga moralizante. En las demás menciones se alude, sin otras
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