PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

comedia cortesana. Con todo, la celebridad del mito llegó hasta sus páginas, aunque
como ejemplo mitológico de catálogo.
En El mayor encanto, amor, Ulises compara la liberación que supuso Edipo para los
habitantes de Tebas con lo que él va a ser para los hechizados por la maga Circe: No
fuera Ulises, si ya / que a estos montes he venido, / la libertad no trajera / a cuantos
aquí cautivos / tiene el encanto. Hoy seré / de aquesta Esfinge el Edipo (1518). En
Amado y aborrecido, la palabra ya se ha convertido en un nombre común para designar
a un ser monstruoso cuyo peligro está en su capacidad de atracción: A esa fiera, a esa
enemiga, / a esa esfinge, a esa sirena, / áspid de esta nueva Libia… (1712). Así se
expresa Dante refiriéndose a Irene, la dama que lo rechaza. Por último, en Fortunas de
Andrómeda y Perseo, Polidectes compara a Dánae con una esfinge por el poder mágico
que ha tenido sobre él al anular su albedrío: …por si alguna ocasión veo / en que hablar
pueda el deseo / a esa Esfinge, que ha robado / con su hermosura, su brío / y su ingenio
mi albedrío (1658). Vemos en estos tres ejemplos, cómo la precisión en el origen del
mito, respetado en el primero, se ha ido diluyendo en un tópico literario que acerca el
término a su uso como nombre común.
B] Esfinge es considerada comúnmente como uno de tantos hijos monstruosos de
Equidna, la víbora. Híbrido de mujer, león y águila, su celebridad deriva del mito
tebano de Edipo, donde hacía el papel de un terrible monstruo que presentaba a los que
llegaban a la ciudad un enigma imposible que sólo el héroe fue capaz de resolver,
librando a Tebas de semejante lacra, pues la revelación del enigma implicaba la muerte
de la bestia. La primera referencia al monstruo la tenemos en Hesíodo 425 , que la hace
descender de Quimera y Orto, y ya anticipa su presencia en el ciclo tebano al llamarla la
perdición para los Cadmeos. Esquilo 426 la describe en Los siete contra Tebas incrustada
en el escudo de uno de los atacantes de la ciudad, y nos consta que compuso un drama
satírico (La Esfinge) dedicado al terrible monstruo y su encuentro con Edipo. El ciclo
mítico de Edipo no fue incluido por Ovidio en sus Metamorfosis, ni tampoco
(coincidencia no casual, sin duda) considerado en la Filosofía secreta de Pérez de
Moya. No nos extraña, por tanto, su llamativa ausencia en el corpus mitológico de
Calderón.
C] Como muestra del uso estereotipado que se le dio al término, nos puede valer un
ejemplo de Góngora 427 en su Soledad primera, donde la palabra esfinge es utilizada
como sinónimo de engaño y sofistería: …no, la que en vulto comenzando humano, /
acaba en mortal fiera, / esfinge bachillera que hace hoy a Narciso / Ecos solicitar,
desdeñar fuentes.
425 Hes. Th. 326-326 Καδμείοισιν ὄλεθρον.
426 A. Th. 538-549.
427 GÓNGORA, Soledades, I, 112-116.
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