PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

hasta tal punto que justifique el planteamiento que hemos descrito en La estatua de
Prometeo, la obra calderoniana en que Palas tiene un mayor interés y presencia.
VDP (122)
PAN (Πάν, Pan) Total menciones: 122
ARCADIA / DIANA / LUNA
A] Pan es el protagonista del auto sacramental El verdadero dios Pan. Ya desde el
título queda claro que se trata de una alegoría que utiliza el personaje de la mitología
griega como cobertura para expresar un dogma teológico. Para que no haya dudas desde
un principio, Calderón explica la naturaleza de la alegoría: Y pues vamos convenciendo /
gentílicas ignorancias, / prosigamos a dos luces / con todas las circunstancias / que lo
alegórico pide… (1242). Planteamiento que legitima, incluso, con una falsa etimología
…en que es omne el pan, y el omne / es todo,… (1242). De acuerdo con la versión
calderoniana, Pan se concentró en la investigación astronómica, fijándose sobre todo en
la Luna, …por ser la imagen más clara / de la noche, más hermosa, / pura, limpia,
tersa y blanca (1242). Este interés termina por derivar en un intenso amor puro, porque
…si reparas / que en el místico sentido / (que es en el que aquí se habla), / en particular
la Luna / es viva imagen de un alma, / con que común lo es de toda / la naturaleza
humana (1242). En definitiva, y siguiendo su propia definición de alegoría (La alegoría
no es más / que un espejo que traslada / lo que es con lo que no es 1242), se nos hace
ver que Pan es Jesucristo, que dedica todo su amor al Alma Humana. La Noche advierte
a Pan que hay un monstruo suelto, y que la Luna acudirá, como Diana cazadora, a su
captura. Antes de que aparezca el monstruo se nos ofrece una traslación al código
pastoril de la visión teológica del mundo: el mayoral del ganado es el Mundo, y sus
pastores son el Judaísmo, la Gentilidad y la Apostasía, mientras que Sinagoga, Idolatría,
Simplicidad y Malicia son villanos. El Mundo considera que cada uno de los pastores
debe proteger a su rebaño de la fiera como le parezca bien, pues él da abrigo a todas las
religiones. Cuando irrumpe la fiera (monstruo horrible de aliento mortífero que
representa al demonio), ni Gentilidad ni Judaísmo ni Apostasía han defendido sus
rebaños como debieran, y dejan desamparada a la Luna, la Naturaleza Humana, a quien
sólo socorre Pan, que se enfrenta y pone en fuga al demonio, a pesar de las tentaciones
con que éste le trata de seducir. La Luna, a pesar de tan gran favor, se muestra
desagradecida con Pan y se arroga ante todos el mérito de la victoria, aceptando las
adulaciones de los demás pastores. Incluso cuando Pan le hace entrega del ejemplar más
querido de su rebaño, que se había extraviado, la Luna sigue sin hacerle aprecio
(Segunda vez, ¡cielos!, viendo / su inconstante rosicler, / en mi segunda fineza / con
sequedaz y aspereza / vuelve el rostro… 1251). El atuendo tosco y humilde de Pan no
atrae a la Luna. Para ver a quién escoge ésta se organiza un certamen, en el que los
pastores ofrecen un don de agradecimiento al astro: Apostasía le entrega una manchada
oveja, Gentilidad el vellocino de oro y el Judaísmo la piel y el vellón de Israel en
Gedeón. Pan, por su parte, y expresándose de manera harto críptica, ofrece algo mejor,
una cordera sin mancha. Este último don hace que Luna se decante finalmente por él, a
quien quiere por esposo y señor de sus rebaños, un dios no precisamente estimado por
Gentilidad (…pues yo / ni le estimo ni le aprecio / entre mis dioses, el nombre / de dios
Pan 1257). Una vez concluido el certamen, vuelve a aparecer el terrible monstruo que
hace las veces del demonio, y todos huyen, salvo Pan, dispuesto a dar su vida. Con una
honda golpea al demonio, que cae en brazos de Judaísmo. Éste, enfurecido por su
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