PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

pura geografía mítica. Así sucede en nuestras tradiciones religiosas más inmediatas con
el emplazamiento del premio o castigo ultraterreno. Las corrientes del Lete o el
Aqueronte, y la laguna Estigia son descritos con trazos espantables, y sus propiedades
trascienden lo físico para entrar de lleno en lo mágico (Yace, señor, en la falda / de
aquel eminente risco, / una laguna, pedazo / del Leteo oscurecido / de Aqueronte, pues
sus ondas, / en siempre lóbregos giros, / infunden a quien las bebe / sueño, pereza y
olvido HDA, 722). La misma realidad literaria, aunque en sentido opuesto, tienen los
Campos Elisios, morada de los bienaventurados y referente de toda la belleza. A
Narciso no se le ocurre mejor término de comparación para ensalzar el efecto conjunto
de la belleza de la ninfa Eco en un valle de la Arcadia: Si en él tu belleza admiro / no
solo mejor que el monte, / mejor será que el Elisio (EYN, 1922).
Podríamos seguir aportando ejemplos de similar eficacia para sostener lo dicho, pero
sería insistir una y otra vez sobre lo mismo. Por otra parte, todos estos lugares están
comentados en su apartado correspondiente, con el apunte de sus testimonios en la obra
calderoniana, con lo que es fácil verificar en ellos lo dicho para los anteriores. Tan sólo
añadimos, porque puede resultar significativo, un repaso a las diez menciones
geográficas más repetidas en estas obras, y su innegable fragancia de mito antiguo:
Trinacria (46), Gnido (43), Tesalia (36), Lete (31), Libia (27), Etna (23), Chipre (21),
Troya (18), Acaya (17), Parnaso (17). Todos ellos nos hablan de una geografía mítica
(con independencia de que tengan o no un correlato real), que tiene una función
esencialmente literaria.
3.2 Dos recepciones del mito, el estereotipo y el mito amplificado
Observamos en estas obras de Calderón dos tipos de recepción del mito, dependiendo
de la función que éste desempeña en cada caso concreto, pues puede limitarse a un
apunte erudito para dar lustre al texto, o desarrollarse como eje argumental de la
composición. Con el paso de los siglos y los avatares históricos y culturales que
sucedieron al período de esplendor de las épocas clásicas griega y romana, la cultura
antigua tendió a comprimirse y esquematizarse 1144 . De las grandes obras literarias se
hacen epítomes (como, a título de ejemplo, la severa reducción de las Décadas de Tito
Livio), o versiones prosificadas (así atraviesa la materia troyana toda la Edad Media); el
enorme caudal de sabiduría clásica se comprime en enciclopedias y compendios (como
el caso paradigmático de Isidoro de Sevilla, o el de la Suda en el ámbito bizantino) que
implican una poda sistemática del abigarrado panorama cultural que exhibió en su
momento. En lo que hace al mito, y más allá de otras consideraciones trascendentales a
las que ya hemos aludido en el capítulo dedicado a su transmisión, su abundante uso
literario como exemplum, o modelo autorizado y prestigioso de comparación, implica
que buena parte de su contenido derive en unos topica de conocimiento universal que
están en plena vigencia en los usos literarios de la época de Calderón. Baco, Marte o
Venus son metáforas tan consolidadas para referirse al vino, a la guerra o al amor que su
uso se extiende fuera del contexto mítico para llegar al lenguaje literario común.
Pero el mito no sólo ha quedado reducido a pequeñas píldoras de ornamento literario,
sino que su gran ascendiente cultural y la enorme potencialidad literaria de sus
1144 Dos grandes obras de conjunto tratan los detalles de esta transmisión (CURTIUS, 1998) e (HIGHET ,1978). La
primera presta una mayor atención al ámbito hispano. Muy interesante también es la amplia glosa que sobre ambas
hizo LIDA DE MALKIEL (1975).
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