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PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

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este episodio, alardeando de haber sido él, con el ardid de colocar armas entre objetos<br />

femeninos, el que descubrió a Aquiles y al que, en cierto sentido, se deben sus hazañas.<br />

En cuanto a la dejación que muestra el héroe, los reproches que en la comedia profiere<br />

Ulises parecen eco de los que Ovidio 167 dejó escritos en su Arte de amar, para<br />

ejemplificar que es el hombre quien ha de tomar la iniciativa en las relaciones amorosas:<br />

¿Qué haces, Eácida? No es labor tuya el hilar la lana, tú aspiras a la gloria en otro<br />

arte de Palas. Higino 168 y Biblioteca de Apolodoro 169 sostienen también esta versión.<br />

En El monstruo de los jardines Calderón utiliza las aportaciones del mito clásico como<br />

simple inspiración argumental, pues desarrolla una trama novelesca al estilo de la<br />

comedia de la época, y sabotea los detalles, como (por poner un ejemplo) el de que<br />

Aquiles asuma el sobrenombre e identidad de Astrea frente al de Pirra que nos transmite<br />

la tradición. Así, es muy característico de su concepción dramática el cautiverio en la<br />

gruta al que Tetis somete al héroe, motivo recurrente en varias de sus composiciones (y<br />

de manera paradigmática en La vida es sueño) y que él carga de un intenso valor<br />

simbólico. Sí que recogen los mitógrafos cierta violencia en la concepción de Aquiles,<br />

pues la ninfa Tetis se resiste a ser poseída por Peleo. Pero más que del acto violento del<br />

que habla Calderón, la tradición mítica nos cuenta una especie de juego de ―despiste‖<br />

entre la ninfa, que tiene la facultad de transformarse en lo que le apetezca, y el mortal,<br />

que, aconsejado por el gran experto en las transformaciones (Proteo), será capaz de<br />

dominarla. En la comedia, la violenta concepción del héroe se exagera hasta ser<br />

presentada como una violación para cargarlo con la ―culpa heredada‖ que tanto explotó<br />

la tragedia griega. La ocultación de Aquiles y su funesto destino arrancarían de ese<br />

origen violento que va a contaminar su vida. Este es un enfoque forzado del mito por<br />

parte de Calderón, que también presenta la muerte de Peleo y la desolación de la isla<br />

como consecuencia de ese acto de rapiña. Aunque la tradición mítica considera<br />

conflictivas las relaciones de pareja (permítasenos el anacronismo) entre Tetis y Peleo,<br />

nunca llega hasta tal extremo.<br />

Por otro lado, poco tenemos en esta comedia del Aquiles homérico, el guerrero<br />

elemental, bárbaro y egoísta que aparece retratado en la Ilíada, y cuya versión fue la que<br />

quedó más firmemente establecida para la posteridad. Lo contemplamos mucho más<br />

humanizado (a pesar de ser el héroe necesario para salir con éxito de la guerra de Troya,<br />

no da grandes muestras de su superioridad guerrera, pues los enfrentamientos con<br />

Lidoro no se describen con la apabullante ventaja que sería de esperar a favor de<br />

Aquiles), reducido (o ampliado, según se mire) a unas dimensiones calderonianas. Así<br />

lo vemos enredado en meditaciones sobre el libre albedrío (TETIS: ¿No hay albedrío? /<br />

AQUILES: No es mío. TETIS: ¿No hay libertad? AQUILES: Es ajena 1998) o sobre el paso<br />

de la ignorancia al conocimiento, teñida esta última reflexión de religiosidad cristiana,<br />

cuando exclama: Gran autor debe de ser / el que con eterna palma / a cada cuerpo da<br />

un alma / y una vida a cada ser (1993). En fin, que nos encontramos con un primer<br />

Aquiles con las trazas de Segismundo, que, poco después, pasa a sufrir los rigores<br />

típicos del enamoramiento, asumiendo una actitud caballeresca de la que ningún rasgo<br />

se podría encontrar en el Aquiles homérico. Es cierto que la figura de Aquiles, como<br />

sucederá en mayor medida con la de Alejandro Magno, en su condición de paradigmas<br />

del mundo antiguo, van cobrando con el paso de los siglos y sus inevitables<br />

167 Ov. AA. I 689-690 Quid facis, Eacide, non sunt tua munera lanae: / tu titulos alia Palladis arte petas!<br />

168 Hyg. Fab. 96.<br />

169 Apollod. III 13, 8.<br />

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