PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

ío. El propio Erídano-anciano resume este episodio de la siguiente manera: Ya Júpiter
aceptó / vuestros lamentos piadosos / pues cortando con un rayo / el brío de su
ambicioso / espíritu que abrasando / iba el mundo, en el undoso / Erídano, que la cuna
/ le dio, hoy le da el mausoleo (1902).
En esta comedia, el río, además de accidente natural, se infiltra, por así decir, en la
naturaleza de los personajes. A Faetón se le llama Erídano por su abuelo adoptivo, que
tiene el mismo nombre, pero también como advertencia premonitoria del río en cuyas
aguas va a morir. Erídano-anciano es identificado incluso como el propio río por
Clímene cuando pide detalles a Faetón, y trata de dar razón de la confusión
terminológica (¿Tú, a quien la anciana vejez / crió de Erídano, aquel río, / en cuya
margen se ven / los ganados que guardó / Apolo, de Admeto rey, / y él ese nombre te
dio? (1869). Poco más adelante, sin embargo, Erídano-anciano se vuelve a disociar del
río, explicando la razón de su nombre y ubicando el río en Tesalia, olvidado ya de la
localización en Etiopía que se le había atribuido en la comedia anterior: A esa procelosa
orilla / del Erídano soberbio, / vasallo del mar, que baja / a darle en Tesalia el feudo;
/… / …de quien, / por los frutos que a ella tengo, / o porque de Diana en ella / soy
ministro de su templo, / tomé el nombre, que también / en Erídano conservo (1874).
B] En Hesíodo 413 encontramos citado a Erídano entre los ilustres dioses-río hijos de
Tetis y Océano. Algunos de sus célebres hermanos son el Nilo, el Alfeo, el Estrimón, el
Meandro, el Aqueloo, el Peneo, el Escamandro… El Erídano es de los que tiene entre
ellos el privilegio de ostentar un epíteto (de profundos remolinos). Apolonio de
Rodas 414 , que como hemos visto hace remontar a sus Argonautas la corriente de este río,
comenta que las consecuencias de la caída de Faetón aún eran notorias en él, pues sus
aguas desprendían todavía un intenso hedor a chamusquina y en sus márgenes aún se
oía el agudo llanto de las Helíades, desconsoladas hermanas de Faetón, y que incluso se
veían sus lágrimas flotar sobre el agua como gotas de aceite. Ovidio 415 nos habla, en su
larguísimo relato sobre el triste destino de Faetón, de su caída en el río Erídano; no lo
ubica con precisión, aunque llama la atención sobre su apartamiento (lejos de su patria,
en una remota región del orbe, lo recoge el enorme Erídano, y le lava su rostro
humeante).
C] Pérez de Moya 416 recibe la tradición que hace del río Erídano el último destino de
Faetón, con palabras que recuerdan a Ovidio: Y Faetón, cayendo ardiendo, fue a dar
lejos de su tierra, en el río Erídano. En otros autores la mención del río está también
asociada al mito de Faetón, como es el caso del Conde de Villamediana 417 quien ve, en
su Fábula de Faeton, el final del impetuoso joven de la siguiente manera: Cayendo
muere el joven presumido, / flecha es eterna, eterna vengadora; / Erídano piadoso le
recibe / y urna en su blando seno le apercibe. Góngora 418 , en un soneto amoroso de
serie, se refiere al río también en relación con el infortunado hijo del Sol: Cenefas de
este Erídano segundo / cenizas son; igual mi llanto tierno / a la de Faetón loca
413 Hes. Th. 337-345 (338) Ἐριδανὸν βαθυδίνην.
414 A.R. IV 619-626.
415 Ov. Met. II 323-324 Quem procul a patria diuerso maximus orbe / excipit Eridanus fumantiaque abluit ora.
416 PÉREZ DE MOYA, Filosofía secreta, II, 18.
417 VILLAMEDIANA, 391, 1589-1592.
418 GÓNGORA, Sonetos Completos, 83, 20-11.
166