PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

de este momento la comedia ofrece los inevitables episodios de debate amoroso: Eco
persigue a Narciso, que al principio la rechaza, temeroso del oráculo, pero poco a poco
empieza a sentir gran inclinación por ella. Los pretendientes de Eco (Silvio y Febo), por
su parte, rivalizan con Narciso, despechados por las preferencias que hacia él muestra la
ninfa. En la tercera jornada, y a pesar de todas las prevenciones, va quedando clara la
afición que sienten entre sí ambos jóvenes. Liríope, que barrunta el posible desenlace,
prepara un veneno aprendido de Tiresias que tiene la propiedad de paralizar la voz:
…porque / de las razones no usa, / sin pronunciar ni aprender, / sino sólo lo que oye, /
y aun eso la última vez (1931). Pero la prevención es inútil, porque de quien va quedar
preso Narciso es de su propia imagen, al observarse en el espejo de una fuente mientras
va de caza con su sirviente. Enamorado de su hermoso rostro reflejado en el agua lo
descubre Eco, que no es capaz de destruir ese hechizo y a quien, además, comienza a
hacer efecto el tósigo de Liríope. La ninfa sólo es capaz de repetir la parte final de lo
que se dice. Liríope se da cuenta de que su hijo se ha enamorado de sí mismo, y hasta el
propio Narciso es consciente del cumplimiento del hado, cuando lo reconstruye con las
repeticiones de Eco: «Hermosura y voz me han muerto» (1938). Determinada la
ejecución del destino, ambos jóvenes son metamorfoseados cuando buscaban la muerte:
Eco se disuelve en el aire y Narciso cae sin vida, abriéndose en su lugar la hermosa flor
que lleva su nombre. Calderón sabe explotar las enormes posibilidades de una leyenda
transida de magnetismo y profundidad psicológica, creando un complejo y muy
atractivo personaje que sucumbe en su desesperado anhelo de independencia y
libertad 664 .
Además de en esta hermosa comedia, Narciso es objeto de referencia en otras dos. En
Fieras afemina amor, Aristeo menciona el mito ante Verusa cuando ve cómo ésta ha
salido de su palacio con un espejo, y el riesgo que tiene para ella contemplar tanta
hermosura: ...y viendo tan nuevas / acciones, como que llevas / a él tu espejo, he
presumido / que, loco y desvanecido / Narciso, retar intente / tu hermosura… (2054).
También es tópica su mención como símbolo de la belleza, como sucede en Ni Amor se
libra de amor, cuando los sirvientes Flora y Friso discuten sobre la naturaleza del
misterioso amante que visita a Psiquis: O mil mujeres lo digan: / ¿a cuál escogieran
antes? / ¿A un Narciso que asistiese / o a un dragón que regalase?
B] No parece muy arriesgado aventurar que Calderón dramatizó el mito de Eco y
Narciso a partir de la versión que de él hizo Ovidio 665 . En los versos del poeta de
Sulmona, Narciso es hijo del dios Cefiso y de la ninfa Liríope. Al nacer, sus padres
consultan sobre su destino al adivino Tiresias, quien les confió que Narciso viviría hasta
viejo si no se contemplaba a sí mismo. Pero su extraordinaria belleza será la razón de su
pronta muerte, pues a pesar de ser requerido por las más hermosas jóvenes, él se
mostraba displicente e interesado sólo por la caza. Una de ellas, la ninfa Eco,
enamorada del apuesto muchacho y rechazada por éste, se retiró a morir lentamente,
hasta que de ella sólo quedó un eco que repetía las voces de los demás. Despechadas, las
ninfas piden venganza, y ésta llega cuando el joven, cansado tras una cacería, se
aproxima a una fuente a beber. En ella contempla su propia imagen, de la que se
664 El personaje de Narciso en esta comedia ha sido interpretado de varias maneras. AUBRUN (1981, 185), editor de la
misma, le ha buscado una explicación basada en el psicoanálisis: Pero rechaza la manera lírica, desenvuelta de
Ovidio; inscribe la leyenda de Eco y la de Narciso en un molde dramático, pues ve en ella la tragedia de la
adolescencia en el tiempo de su mudanza y emancipación, en el tiempo de su ruptura con la generación anterior y en
el tiempo de la revelación del amor que le atrae hacia el otro sexo.
665 Ov. Met. III 339-510.
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