PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

AMOR (Ἔρως Amor) Total menciones: 465
MEA (3) TMP (10) HDA (7) AYA (1) FRP (17) FAP (1) LDA (120)
CAM (8) PRD (62) HSF (2) EYN (3) AYC (4) ALA (27) MDJ (3)
FAM (38) FCF (9) CYP (4) PCT (1) EDO (21) PCM (123) VDP (1)
ANTEROS / CUPIDO / VENUS
A] Del registro de apariciones, salta a la vista que Amor es uno de los personajes más
relevantes en la producción dramática de contenido mitológico de Calderón. Aunque en
varias composiciones aparece sólo de manera incidental, en cuatro de ellas asume un
papel protagonista. La ambigüedad que ofrece su propio nombre, que contiene a un
tiempo un significado común y un nombre propio que representa a una divinidad
concreta, potencia su carga simbólica. Por ello, cuando se quiere enfatizar el carácter
antropomórfico de la divinidad, es más frecuente su aparición como Cupido (o,
excepcionalmente y con un sentido muy concreto, Anteros). Cuando la referencia tiene
un sentido más simbólico, Calderón echa mano de la denominación genérica. En
cualquier caso, el acercamiento a este personaje resulta difícil no sólo por la abundancia
un tanto heterogénea de sus alusiones, sino también por su concurrencia con Cupido.
Salvo en dos tradiciones muy específicas (la de la oposición entre Eros y Anteros, y la
leyenda de Psique y Cupido), Calderón aprovecha la versión más estereotipada del dios
como el pequeño hijo de Venus, que ejecuta su poder implacable a través de su arco y
sus dardos de oro y plomo, con los que puede atraer o rechazar el sentimiento amoroso
de cualquiera, incluidos los propios dioses. Este poder es absoluto, y no consiente ser
cuestionado ni despreciado en lo más mínimo. Cuando así sucede, casos de Apolo,
Hércules o Adonis en sus comedias respectivas, la venganza del dios es despiadada. La
referencia a Amor sustituye, por otra parte, a la del Eros de la mitología griega,
denominación de la que Calderón no se sirve ni una sola vez, sin duda por las
connotaciones que fue adquiriendo en castellano ese término, más alusivo a la pasión
física que a la espiritual.
En La fiera, el rayo y la piedra encontramos la representación más compleja del
concepto de Amor, tanto en su condición de divinidad personificada como en la de idea
o principio, aunque no aparece con ese nombre como uno de los personajes que
interactúan. Las diecisiete menciones recogidas de este término (entendiéndolo de
manera que presuponga una personificación, por tenue que ésta sea) las encontramos en
expresiones formulares del tipo de ¡Pluguiera al Amor! (1623), o referencias más o
menos convencionales al dios (Que se labran / en el taller de los rayos / de Amor las
armas 1607). Amor, como divinidad bien definida desde los testimonios más antiguos
de la mitología griega, aparece en esta comedia desdoblado en dos personajes (que a su
vez representan dos conceptos antagónicos del sentimiento amoroso) que reciben un
nombre distinto: por un lado, Cupido, que representa al amor impulsivo, ciego e
irascible que no es correspondido; por el otro, Anteros, el amor correspondido, apacible
y sereno. Ambas fuerzas tienen su expresión en dos famosos mitos de origen chipriota,
muy relacionados con Afrodita, la divinidad tutelar de la isla: son las historias
contrapuestas de Pigmalión e Ifis, que Calderón complica un tanto haciendo aparecer
una tercera pareja (Céfiro e Irífile). Pigmalión ve premiada su insistencia amorosa con
la conversión en mujer de su estatua, mientras que el implacable desdén de Anajarte es
castigado con la petrificación de la joven. Este desenlace de la comedia premia a
Anteros, la visión más complaciente de Amor (el amor correspondido), y castiga a
Cupido, entendido como el amor ciego, violento y no correspondido. Una observación
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