PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

argumentos lo hace idóneo para un tratamiento extenso en cualquier género. Y de igual
manera que nos encontramos a dioses y héroes jibarizados en sus tópicas alusiones,
también contemplamos (y más en el género dramático) sus peripecias ampliadas por un
formato que precisa de historias de gran desarrollo. Así, el mito también se estira,
incorporando elementos que no le eran propios, y desarrollos argumentales que
desbordan la tradición heredada. En nuestras comedias nos encontramos, por ejemplo,
con largos episodios de galanteo en los que intervienen figuras míticas y que resultan
totalmente aberrantes desde una visión ortodoxa de la tradición mitológica. O también
tenemos a los venerables héroes de la Antigüedad clásica portando mensajes
radicalmente ajenos al mundo antiguo, como puede ser la obsesión por el tema de la
honra dentro del matrimonio, tal cual le sucede al Hércules de Los tres mayores
prodigios.
Dos tendencias que son, en cierto sentido, un síntoma complementario del mismo
proceso, la desnaturalización del mito, o, si se prefiere, su readaptación o supervivencia,
en distintos contextos históricos y literarios.
3.2.1 El mito estereotipado
El proceso de esquematización del mito se da, esencialmente, en figuras en las que la
complejidad del personaje se acaba reduciendo de manera drástica a alguna de sus
clásicas atribuciones o a sus episodios más notorios, que pasan a ser símbolos o
manifestaciones de una iconografía común. El fenómeno es de largo recorrido, y tiene
su asiento en el mismo origen del mito, que muchas veces representa proyecciones
etiológicas con rasgos antropomórficos. La ninfa Eco, por no salir de lo obvio y acudir a
alguno de nuestros personajes, es la proyección literaria, en una historia elaborada, del
fenómeno natural del mismo nombre. Los héroes o dioses se utilizan como sinónimos
eruditos o poéticos de elementos de la realidad o conceptos ideales. Resulta mucho más
elegante, si se quiere advertir del irresistible atractivo de la pasión amorosa, aludir al
efecto que ésta tuvo en los dioses (…cuando se ve / Júpiter en lluvia de oro / Marte en
cautelosa red… FAF, 2056), que una simple y prosódica advertencia del tipo de
¡Guárdate de los terribles efectos del amor! Es un expediente poético muy común para
enaltecer el lenguaje literario, y la aproximación más convencional y menos
comprometida al mito antiguo.
Haremos relación de algunos ejemplos significativos, sin necesidad de agotar las
posibilidades de un repertorio que es bien conocido y del que disponemos si repasamos
cada una de las menciones recogidas en el diccionario. Así Anfitrite, como ya hemos
hecho notar, se convierte en una elegante manera poética de referirse al mar (Pues tu
esquife está en la playa, / vuelve a cortar, vuelve a abrir / las espumas de Anfitrite…
FRP, 1621); Apolo es el Sol, esplendor de esplendores (HSF, 1896), y entre sus
atribuciones está la inspiración poética: …la alcaidía del Parnaso, / Apolo, de quien es
guarda (FAM, 2039); Atlante es lo mismo que un gran monte o palacio: ¿Ves el monte
que dices, o el Atlante, / que, atalaya del sol, al sol se atreve… (TMP, 1759). Vio ese
eminente obelisco, / regular Atlante nuevo, / nuevo fabricado Olimpo… (HDA, 761);
Baco se reduce a una pícara evocación del vino y sus placeres, divinidad de los
graciosos de la comedia: A la taberna / dijera yo, que es la ermita / donde sus lámparas
ceban / los feligreses de Baco (AYC, 1819); Belona supone el rostro cruel de la guerra:
Permite que el verte extrañe / con insignias de Belona, / no siendo hermana de Marte
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