PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

su madre, en una cueva, para tratar de evitar el terrible destino que pesa sobre él. La
contemplación de Deidamía ha hecho prender el amor en el corazón del joven, tan
sorprendido de su belleza y de los encantos del mundo exterior, que amenaza a su madre
con suicidarse si no le permite salir de la cueva. Tetis no consigue disuadirlo con el
tenebroso relato de su origen y de su destino, y tan sólo logra de él que consienta en
disfrazarse de mujer. El joven toma la apariencia de Astrea, una prima muy querida de
Deidamía cuya venida había sido anunciada (pero que, sin ella saberlo, murió en un
naufragio antes de llegar a la isla). Las ninfas logran transformar a Aquiles: …que sea
monstruo en los jardines / el que fue monstruo en las selvas (2000). Así, mientras
Lidoro maquina conocer los sentimientos de Deidamía y Ulises ha llegado a la corte en
la búsqueda de Aquiles para hacerlo llegar a Troya, éste, en la figura de Astrea, va
ganando el aprecio y confianza de su supuesta prima, hasta que la atracción que siente
por ella le hace desvelar su identidad a la joven. Muy pronto Aquiles y Deidamía se
profesan un intenso amor mutuo pero con muchas trabas que salvar. La primera es
Lidoro, que los sorprende en el jardín y a quien abrasan los celos. La segunda es el
empeño de Ulises en capturar al monstruo de los jardines que él considera que no es
otro que Aquiles. Ante las ingeniosas tretas del héroe de Ítaca, cada vez se debilita más
la voluntad de Aquiles por mantenerse oculto, y más aún cuando Deidamía antepone las
órdenes de su hermano el rey a su amor por el héroe: Que sepas que me muero, / porque
es en mí mi obligación primero / que mi pasión (2018). Al final, el hijo de Peleo acaba
por desvelar su identidad a Ulises y acuerda marchar con él. Pero estos planes no se
cumplen por la determinación amorosa de Deidamía, que cae en la cuenta de que va a
perder a Aquiles para siempre y se entrega a él sin ninguna vacilación: …y yo te ofrezco
/ ser tuya, aunque se aventuren / padre, esposo, honor y reino (2020). Esta situación
provoca otro enfrentamiento entre Lidoro y Aquiles, de nuevo sofocado por Ulises. La
situación, que ha llegado a un punto casi insoluble, la salva la aparición de Tetis, como
verdadera dea ex machina, ante cuya presencia Lidoro cesa abruptamente en sus celos y
el rey olvida su agravio, de suerte que Aquiles conseguirá casarse con Deidamía,
aunque nada le eximirá de su trágico destino.
Como sucede con cierta frecuencia en este tipo de comedias, el tratamiento de grandes
temas de alcance moral o filosófico, como el del libre albedrío (al que se presta la
leyenda de Aquiles como uno de los ejemplos señeros en mitología de la condena del
hado) o el del tránsito doloroso de la ignorancia al conocimiento (con el símbolo de la
caverna, tantas veces usado por nuestro dramaturgo), convive con el desarrollo más
ligero de una trama amorosa en que se dan cita sus elementos tradicionales: celos,
malentendidos, bruscos cambios de dirección del argumento, relaciones forzadas,
amores no correspondidos, etc. Parece como si la inercia del gran teatro calderoniano,
con el enorme peso de sus temas universales, hubiera llegado hasta esta pieza, más
pensada para el divertimento de su público cortesano que con la intención de proponer a
su reflexión una de sus complejas y trascendentes construcciones ideales. El personaje
de Deidamía se inserta en esa primera intención, en la de ofrecer a su auditorio la ración
de episodio galante que sin duda reclamaba de este tipo de comedias. Si es cierto que la
joven actúa en un principio como símbolo del encanto del mundo exterior para Aquiles,
muy pronto su personaje entra en la dinámica de los triángulos amorosos que no faltan
en ninguno de los dramas cortesanos de Calderón. Por supuesto, a esta libertad de
enfoque ayuda mucho la poca presión que ejerce sobre el dramaturgo una tradición
literaria clásica muy parca en el tratamiento de este episodio, con lo que la inventiva del
poeta tiene un amplio margen de maniobra. Es interesante destacar también, presentado
como advertencia moral, el efecto paralizante que tiene el encanto femenino en un
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