PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

manual mitológico, convenientemente cristianizado, a lo largo de la Edad Media. De
manera muy significativa, Ovidio es el único autor citado dentro de las propias
comedias como fuente. Sucede en Céfalo y Pocris, la comedia más irreverente, y por
ello la que más guiños intertextuales se permite. Cuando el rey pregunta por dos
personajes a los que echa de menos al final del drama (Aura y Polidoro), se le responde
en un interludio musical: Vengan noramala, / noramala vengan, / a ser jazmín él, / y a
ser aire ella, / que pues quiere Ovidio / que aquesto suceda… (CYP, II, 326-331).
Calderón hace explícita su fuente esencial en un pasaje que, no por su tono burlesco,
resulta menos elocuente.
Los demás autores tienen un peso específico mucho menor. Importante es el caso de la
Odisea homérica, que es el principal motivo de inspiración para tres de estas obras.
Cabe pensar que, teniendo en cuenta el conocimiento que se tenía en esta época de la
gran epopeya y su aprecio literario, así como la proximidad que manifiestan estos
episodios con su tratamiento en Homero, nuestro autor tuvo un acceso directo a esta
fuente. En los demás casos, es más que aventurado, a falta de estudios sistemáticos y
globales a este respecto, establecer la relación de Calderón con sus modelos clásicos, a
los que bien pudo tener acceso por vía indirecta, a través de tratados de mitología,
epítomes varios, referencias en otros autores, etc. Y eso sin contar la enorme cantidad
de interferencias posibles de variada naturaleza a las que ya hemos aludido en más de
una ocasión.
Para tener alguna información sobre el grado de seguimiento de un personaje o mito
concreto, consideramos que en el diccionario ofrecemos pistas interesantes a partir de
las que se puede trabajar en un estudio que pretenda abundar en el problema de las
fuentes en un terreno más acotado. Como impresión general volvemos a insistir en los
dos polos de tensión que marcan la recepción del mito en Calderón: un conocimiento
bastante profundo de la tradición mítica, más allá del puro cascarón fosilizado que nos
encontramos en multitud de testimonios de la época, frente a una actitud de gran
libertad creativa por parte del poeta, que nunca se siente esclavizado por la tradición
literaria precedente, sino que pone por delante la confección de un producto nuevo lo
más coherente posible con sus ideas y los condicionantes estéticos del género y del
gusto literario del momento.
3.3.2 El papel de los manuales mitológicos
Determinar qué grado de influencia (o qué grado de uso, que no es exactamente lo
mismo) pudieron tener los manuales de Pérez de Moya y Baltasar de Vitoria (y, en
menor medida, algún otro de los autores mencionados en la introducción) sobre
Calderón es un problema de alta erudición. En sus obras, por descontado, no aparece
nunca una referencia explícita en este sentido, y sólo cabría deducir algún dato de su
atenta lectura. Es indiscutible la eficacia de estos manuales como divulgadores del mito.
Como nos puede suceder a nosotros con un manual moderno de mitología, cumplirían
bien como instrumento de consulta rápida, o como inspirador del interés por un
determinado episodio del que cobrar mayor conocimiento acudiendo a otras fuentes de
más entidad, por su prestigio literario y por su carácter clásico, como las Metamorfosis
de Ovidio o las obras homéricas, por mencionar los dos mayores dispensadores de
argumentos en estos dramas de Calderón. Además, estos manuales cumplían otra
importante función: hacían que el uso de los temas mitológicos estuviera tolerado,
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