PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

conquistas amorosas, cuando Friso compara el rapto de Europa con la ascensión de Hele
en el famoso carnero: …se hizo carnero por Heles / como por Europa toro (1550). La
comedia termina con el sacrificio de Hércules en el monte Eta, que iba a ser en
agradecimiento a Júpiter por la muerte de Neso y recuperación de Deyanira, pero que
acaba significando la apoteosis del héroe. En Apolo y Clímene, el dios flechero cuenta
la razón de su extrañamiento del Olimpo, haciendo una interesante reflexión sobre los
dioses paganos que incluye a Júpiter: Viendo Júpiter que cuantas / naciones el orbe
incluye, / olvidadas de su Olimpo, / ya sólo en Delfos concurren; / envidioso (no, no
extrañes / que de envidioso le acuse / que no es mucho en dioses dados / a amorosas
inquietudes / si hay lascivia que los aje, / que haya envidia que los frustre)… (1853).
Con todo, Júpiter acaba por indultar a Apolo y devolverle su naturaleza divina (cf.
Apolo). Las invocaciones al dios en La hija del aire nada añaden a las ya mencionadas,
algunas de ellas con ese curioso toque híbrido ya aludido: ¡Plegue a Júpiter…! (725),
¡Válgame Júpiter santo! (733). En La fiera, el rayo y la piedra Vulcano trabaja las
armas de Júpiter, que son los rayos, elemento clave de su iconografía y simbolismo:
¡…de quien fragua, funde y templa / de Júpiter y de Marte / armas que entrambos
ejerzan, / aquel en rayos que vibra, / y éste en puntas que ensangrientan! (1599). En el
Golfo de las Sirenas volvemos a escuchar, al comienzo de la comedia, en el apurado
trance del naufragio, invocaciones del tipo de las ya referidas (¡Júpiter, piedad! 1724).
En Celos, aun del aire, matan, Céfalo y Procris, ascienden tras su muerte, de mano de
Aura, a presencia de Júpiter: Subid conmigo los dos / al supremo solio, donde / a
Júpiter deis las gracias, / diciendo en ecos veloces… (1813-4). Venus cita a Júpiter en
La púrpura de la rosa como muy versado en amores y, por ello, predispuesto a
ayudarla: Y tú Júpiter, pues sabes / lo que es amar… (1780). En El hijo del Sol, Faetón,
Júpiter, atendiendo a las súplicas que recibe, se ve obligado a abatir al soberbio joven
que, incapaz de dominar el carro del Sol, está creando una enorme devastación en la
tierra: Ya Júpiter aceptó / vuestros lamentos piadoso, / pues cortando con un rayo / el
brío de su ambicioso / espíritu… (1902). En Eco y Narciso la ninfa camina hacia el
templo de Júpiter en el día de su cumpleaños cuando se ve turbada por el monstruo que
sale a su encuentro (Hoy / al templo ofrecida estoy / de Júpiter…1908). Liríope habla
de su sabiduría astrológica y compara su situación con la de Tiresias, que Porque se
quiso igualar / a Júpiter, él allí / ciego y preso le tenía (1914). En Fieras afemina amor
Hesperia advierte a Hércules del poder del amor, recordándole ejemplos ilustres de
dioses y héroes que sucumbieron al sentimiento amoroso, entre los que se encuentra el
amor de Júpiter por Dánae …cuando se ve / Júpiter en lluvia de oro / Marte en
cautelosa red… (2056). En Fineza contra Fineza Júpiter aparece invocado con sus
consabidos atributos: Si es que Júpiter me ha oído / y aviso el trueno, ¿qué espera / el
rayo? 2118). En La estatua de Prometeo se mencionan los poderes de los dioses
(…dando / de Júpiter a la augusta / majestad del cielo, el mar / a Neptuno, sus
espumas… 2069). En la misma comedia aparece también mencionado Júpiter como
padre de Minerva y Palas: De Júpiter y Latona, / hermanos del Sol, Minerva / y yo
nacimos… (2074). Otra de las amantes del gran dios es recordada en Ni Amor se libra
de amor, cuando la criada Flora considera que Psiquis sospecha que quien la visita es
un dios: …bien como / por Endimión Diana, / por Dafne Apolo, por Leda / Júpiter….
(1969). En El monstruo de los jardines y Amado y aborrecido encontramos un par de
invocaciones sin otro interés que las ya comentadas. Mucho más relevante es la
presencia de Júpiter en Fortunas de Andrómeda y Perseo. Cuando Perseo penetra en la
cueva de Morfeo y vislumbra su identidad y su destino, se describe con hermosa
precisión el episodio de la seducción de Dánae por Júpiter convertido en lluvia de oro.
El propio dios se presenta a Dánae: Júpiter soy, aunque ves / que de las plumas me
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