PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

de un escollo en traje de barquero con una guadaña por tridente. Le ordena que nadie
que entre pueda salir, y a todos los someta a su infernal imperio, cosa que asume Leteo.
Muy lejos de ese tétrico escenario, los días cantan alabanzas al Señor y bailan
acompañados de la Naturaleza y del Placer. Atraído por estos cantos aparece Orfeo, de
quien Placer destaca su voz: ¿Siempre tu voz ha de ser / suave, dulce y amorosa?
(1845). Orfeo explica a Naturaleza Humana que él es el galán que la pretende y que ella
estará en gracia y armonía con él. La alegoría se basa en el irresistible poder de la
música para conformar toda la naturaleza: el músico como creador. La naturaleza acepta
la proposición, y Orfeo la introduce en su maravilloso jardín (trasunto del paraíso
terrenal), con la advertencia de que puede haber un áspid entre las rosas. Salen el
Príncipe y la Envidia vestidos de villanos, que se apoderan de Placer para que les
franquee el paso al paraíso. Les informa de que están en Tracia, y que el mayor atractivo
es …un Músico que a su voz / no hay cosa que no se mueva (1846). Aquí ensaya
Calderón una suerte de etimología: A cuya causa es su nombre / Orpheo, que fe
interpreta / dorada voz o voz de oro (1846-7). También les cuenta que Orfeo está
casado con una hermosa mujer, Eurídice, encarnación simbólica de toda la naturaleza
humana, a quien ama tanto, que estaría dispuesto a bajar al infierno en su busca.
Después de oír esta fabulilla, el Príncipe de las Tinieblas ensaya todo un tratado sobre el
sentido de la alegoría: ¡Cuántas veces se verán / los Poetas y Profetas / acordes, donde
se rocen / verdades en Sombra envueltas! (1847). Y hay otros muchos ejemplos …en
que se confronten / Divinas y Humanas Letras / en la consonancia amigas / y en la
Religión opuestas (1847). Y sigue su explicación, alcanzando al sentido de la alegoría
concreta de Orfeo, como un músico que garantiza la total consonancia de la naturaleza.
Es muy interesante la reflexión al respecto, pues el lenguaje intertextual es muy
explícito: Y así, para ver si sale / la Fábula en todo entera, / he de ser yo el Aristeo /
que esta Hermosura pervierta… (1948). Y no puede evitar una etimología, a la que es
tan aficionado: …¿de Antiteos la letra / contra Dios no se traduce? / Y corrompida, ¿no
suena / casi lo mismo Antiteo / que Aristeo? (1848). Salen al jardín Naturaleza y los
días, y se encuentran con Mentira y el Príncipe de las Tinieblas. El Príncipe le dicta a
Envidia lo que debe decir. Le pregunta a Naturaleza por qué no come la fruta de un
manzano que aparece en el jardín, y que es la única a quien su esposo ha ordenado no
comer. Le dicen que en esa fruta está la ciencia del bien y del mal y que le está vedada
para prevenir que no alcance su divinidad y llegue a la altura de Dios. Naturaleza cede a
la tentación y prueba de la manzana, sintiendo de inmediato los síntomas de su culpa.
Los días se tornan duros, en vez de placenteros. Finalmente, Naturaleza Humana cae en
las manos del Príncipe de las Tinieblas, quien se la entrega a Leteo, para que la haga
cruzar el río del olvido. Los días le comunican lo sucedido a Orfeo, pero él afirma que
su amor es mayor que el delito de Eurídice, y lo hará explícito con un instrumento, el
madero de la cruz: …ese instrumento de tres / clavijas, y tres Maderos / a los siglos
venideros / cítara de Jesús es (1851-2). Orfeo se dispone a pasar por el martirio de la
cruz para recuperar a Naturaleza Humana: …siendo cada clavija / un hierro penetrante,
/ cada cuerda un azote / y un golpe cada traste (1852). Invoca a Leteo, que se sorprende
de la llegada al infierno de un mortal no forzado, sino voluntario, y que además
pretende salir de donde nadie ha escapado jamás. Y aunque Leteo mata a Orfeo con su
guadaña, en el momento de hacerlo sucumbe: …que al mismo instante / que mato
muero, pues / toda mi furia cae / a tus plantas, adonde / muerta la Muerte yace (1853).
Tras un gran terremoto, Orfeo sale victorioso de la muerte y avanza en la nave con
Leteo a sus pies cruzando los abismos. Le exige al príncipe de las tinieblas que le
entregue a Eurídice, su mujer, que pasa a la nave de la vida, ilustrada con símbolos
272