PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

El mismo tema, aunque con un tratamiento un tanto diferente, encontramos en el
segundo auto que Calderón compone sobre el mismo mito: Psiquis y Cupido (Madrid).
Comienza el auto con la aparición del Odio, que sale de un negro peñasco montado en
un caballo también negro, con la intención de contrarrestar los efectos del amor. Éste ha
anunciado la llegada de la ley de la Gracia. Para cautelarse, el Odio contará, al
alegórico modo, la fábula de Psiquis y Amor, y explica su intento de manera un tanto
críptica: …la ley de la Gracia / a la que con la conexión, / que hay entre divinas letras /
y humanas, mi presunción / intente en alegoría / de poética ficción / ver si antes que a
estado llegue, / consiguiese mi rencor / el verla al mar arrojada (369). El Mundo tiene
tres hijas, la Ley Natural, la Ley Escrita y la ley de la Gracia. La primera, o Edad
Primera, está casada con el Gentilismo, la segunda o Edad Segunda, con el Judaísmo, y
la tercera, la más hermosa, no está aún casada, aunque tiene vislumbres de que las dos
primeras se han equivocado, y ella está en espera del verdadero amor. El pueblo festeja
a la hermana menor (Viva nuestra infanta, en quien / es segunda perfección, / siendo
menor en Edad, / ser en belleza mayor 371), lo que enciende la envidia en las otras dos,
que instan al Mundo a que sea castigada. Sencillez se encuentra con la Tercera Edad, a
quien le va a dar un ramo de flores, pero se le cae y lo toma Amor. Ella, estorbada por la
presencia de Odio, no puede hacerle confidencia del amor que siente por él. El Mundo
obedece a la sugerencia de sus dos hijas y lleva a la Tercera Edad engañada a una isla
desierta, donde pretende abandonarla a su suerte. En el camino, el Odio ha promovido
una tempestad que da con los dos en una playa. Allí, Psiquis, desmayada, es
abandonada por su padre. Cuando vuelve en sí, se ve sola y pide auxilio a los de la nave,
pero éstos se alejan, indiferentes a sus gritos. Sólo Sencillez, perdida como ella, ha
quedado en la isla. Pero pronto se ve confortada por el Día y la Noche, que le anuncian
la llegada al anochecer de su esposo, aunque …de embozo vendrá, sin ser conocido
(378). A todo esto, el Odio reflexiona sobre la marcha de su alegoría, en un
sorprendente salto literario a la condición de autor. Para torcer el rumbo del argumento,
hace llegar a la isla a las hermanas y cuñados de Psiquis, acompañados de su padre el
Mundo. Pero, entre tanto, Amor acude una y otra vez al lado de la hermosa joven, a
quien le insiste en las condiciones de su relación: Y así, sin llegar a ver, / oye y cree;
que hoy ha de ser / todo el triunfo del Oído (379). También le dice que ha sufrido
padecimientos humanos para llegar a su lado. Tercera Edad, por su parte, pide a Amor
que puedan asistir a la boda sus hermanas y su padre, para hacerlos partícipes de tanta
alegría. Cuando llegan las hermanas de Tercera Edad y sus cuñados, acompañados del
Mundo, en vez de contemplar el lugar donde pensaban hallar sus despojos, encuentran
un impresionante palacio y unos suntuosos jardines. Cuando se ven, las hermanas no
pueden soportar la envidia que les produce la situación de la joven, y tratan de averiguar
quién es su esposo, a lo que ella responde: Como es su deidad tan suma, / su majestad
tan inmensa, / su ser tan incomprensible, / tan no medida su esencia… (383). Cuando
están en la cena, Tercera Edad les comenta que ya está entre ellos, aunque no le vean: es
la Sangre y el Pan bajo un velo. El Judaísmo afirma que es mentira, y que lo matará si
cae en sus manos, y la Gentilidad firmará la sentencia. Cuando llega la noche, Odio
hace dormir a Sencillez y, sólo con la compañía de la Malicia, la Tercera Edad no puede
resistirse a su curiosidad y acaba por descubrir a su Amor, a pesar de las advertencias
que prevenía una canción (¡Ay, mísera de ti, si a dudar llegas! 385). Amor, descubierto,
se va y ella cae en brazos del Odio. Se sucede un terrible terremoto y desaparecen el
palacio y los jardines. Pero ella pierde toda esperanza, pues explica a los demás que
podrá recuperarlos, si Pidiendo perdón / de mi culpa, con protesta / de que crea lo que
oiga / y no lo que mire crea (386). Con esta actitud es perdonada por Amor, y
reaparecen el rico palacio y sus jardines. Ante esta demostración de verdadero amor,
312