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PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

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aparecen en nuestras obras calderonianas). El tratado de Vitoria es muy diferente ya<br />

desde su intención al de Pérez de Moya 46 , pues no aspira tanto a desvelar principios<br />

naturales o morales escondidos en las leyendas mitológicas (aunque, por supuesto, no<br />

renuncie a ese propósito en su declaración de intenciones), cuanto a ofrecer un<br />

instrumento verdaderamente útil a los creadores que se interesen por la mitología. Este<br />

enfoque más pragmático y literario se aprecia en la enorme sucesión de citas (entre<br />

ellas, de poetas españoles del Siglo de Oro) que adornan su exposición.<br />

No hay duda de que Calderón conoció muchos de estos materiales a los que hemos<br />

hecho mención, así como la poderosa tradición alegórica sobre el mito clásico que<br />

hemos secuenciado brevemente. Toda esta producción tiene una doble faz: por un lado<br />

han sido, junto con las fuentes clásicas, transmisores indirectos de la mitología antigua.<br />

Por otro, han ofrecido una interpretación muy condicionada de esa mitología. El uso que<br />

de ellos pudo hacer un autor como Calderón era también doble, bien como simple<br />

manual de consulta para el contenido de una figura o leyenda mítica, pero también<br />

como arsenal ideológico en la interpretación del mito. La primera utilidad es, por<br />

razones obvias, de casi imposible acreditación. En una obra literaria (y más aún<br />

dramática) no tenía sitio la mención de las fuentes. Y menos, cabe suponer (como en<br />

cierta medida sucede hoy en día con los manuales del estilo de los de Pierre Grimal o<br />

Antonio Ruiz de Elvira), si se concebían como una obra de consulta.<br />

Sin embargo, nos parece interesante insistir en la segunda utilidad. Un autor como<br />

Calderón, con una profunda visión filosófica y religiosa de la realidad, dispone de un<br />

material de trabajo que ya ha recibido un intenso tratamiento interpretativo a través de la<br />

alegoría, es decir, fácilmente maleable para la transmisión de ideas de carácter<br />

filosófico, religioso o moral. El análisis de sus dramas mitológicos nos ha persuadido de<br />

que Calderón no se sometió a las interpretaciones alegóricas del mito, sino que creó<br />

literariamente nuevas interpretaciones (más o menos vinculadas a aquella tradición<br />

hermenéutica) de acuerdo con sus preocupaciones e intereses. Incluso en los autos<br />

sacramentales, cumbre literaria del género alegórico, Calderón concentra su intención<br />

en un propósito muy preciso, la exaltación del misterio eucarístico. Es decir, más que de<br />

interpretaciones concretas sobre un determinado mito, de lo que se sirve Calderón es, a<br />

nuestro juicio, de una tradición interpretativa muy elaborada, es decir, del método más<br />

que de la letra. Y así somete a personajes como Narciso, Prometeo, Hércules o Aquiles<br />

a su peculiar universo conceptual (la presión del destino, la culpa heredada, el honor y<br />

los celos, la pugna entre la especulación y la acción…), sin que se perciba en su lectura<br />

una vinculación necesaria con las exégesis de los manuales a los que nos hemos<br />

referido.<br />

Es muy probable que la enorme variedad de posibilidades en esta recepción, no sólo en<br />

la cantidad ingente de autores de posible lectura o consulta, sino en la forma en que el<br />

mito era susceptible de ser entendido e interpretado, pudo ser aprovechada por el genio<br />

de nuestro poeta, quien, en vez de verse condicionado por una u otra tradición<br />

interpretativa, dispuso de un riquísimo abanico de posibilidades que pudo utilizar a su<br />

gusto sin que lo atenazara ninguna consideración que no fuera transmitir su mensaje y<br />

arroparlo con la mayor belleza estética. Calderón, en definitiva, es un poeta, y se acerca<br />

46 SERÉS (2003) hace un certero análisis de la obra de Baltasar de Vitoria, ya desde la primera palabra de su título,<br />

Teatro, que denota un afán enciclopédico. Algunas de sus ideas las hemos hecho propias en nuestra breve referencia a<br />

la obra.<br />

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