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PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

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cuajado de simbolismo y contenido moral, es que el nos ofrece un dios, Marte, que no<br />

puede soportar la inclinación que Venus siente por Adonis. Al volver a Chipre de la<br />

guerra, es conducido por un disfrazado Amor a la cueva de los celos, donde le esperan<br />

unos inquietantes personajes alegóricos, que no son sino los componentes de ese<br />

abrasivo sentimiento: el Desengaño, acompañado por el Temor, la Sospecha, la Envidia<br />

y el Rencor. Ellos le muestran, como en una proyección, lo que sucede en el jardín de la<br />

diosa en Chipre, donde Venus y Adonis se aman. El terrible dios guerrero no saciará su<br />

despecho ni con la sangre del joven amante de Venus, pues hasta después de su muerte<br />

está celoso de los honores que Júpiter (y, sobre todo, Venus) le dedican a su hermoso<br />

rival. Funestos efectos tienen también los celos de Faetón, que al ver a Tetis arrebatada<br />

por Épafo, pierde el control del carro del sol y se precipita contra la tierra ocasionando<br />

un gran estrago: ¿Quién creerá que en tanto asombro / yo abrase al mundo y a mí? /<br />

Mas, ¿qué mucho si a mis ojos / a Tetis, ¡ay, infelice!, / llego a ver en brazos de otro?<br />

(HSF, 1902).<br />

Calderón también nos ofrece ejemplos del agudo sufrimiento que depara el amor<br />

imposible. Muchas razones pueden hacer que un amor no pueda alcanzar su objeto. A<br />

veces es la diferencia social, extrapolada en la mitología al amor entre dios y mortal.<br />

Apolo aparece como la divinidad a quien su alto rango divino le impide vivir con las<br />

mujeres que ama. En Apolo y Clímene la degradación del gran dios a la condición<br />

humana hace posible su amor por la joven, pero cuando le es devuelta su categoría<br />

divina, el amor se torna imposible, por mucho que él se resista a aceptarlo: …que más<br />

quiero / dejar de ser astro noble / que dejar de ser atento / y fino amante (AYC, 1858).<br />

En El laurel de Apolo la frustración amorosa es una venganza de Amor, dios ultrajado<br />

por las burlas de la divinidad solar, quien estimaba en poco sus terribles flechas. Pero no<br />

parece aventurado interpretar también en este caso otro ejemplo de ese amor que no<br />

puede traspasar las barreras sociales. Limitación parecida tiene el sentimiento de Venus<br />

por Adonis, una diosa y un mortal, en La púrpura de la rosa. En este caso se mezclan la<br />

diferencia de rango con la mancha de nacimiento de Adonis (…nací bastardo embrión /<br />

maldecido de mis padres, / y con tan gran maldición / como que de un amor muera<br />

PDR, 1767). Otro amor imposible, pero por distintas razones, es el que el siente Eco por<br />

Narciso, y aun más, la atracción del joven por su propia imagen reflejada en la fría<br />

superficie del agua (¿Cómo lo que es en los labios / hielo, es incendio en los ojos?<br />

EYN, 1932). En este caso vuelve a ser el lastre de su pecaminosa concepción incestuosa<br />

lo que mutila la realización personal del joven.<br />

Tenemos muestras también del amor despechado. Es el caso de Ariadna en la primera<br />

jornada de Los tres mayores prodigios, abandonada por Teseo de manera ingrata, y<br />

humillante, preterida respecto a su propia hermana Fedra. Escila y Caribdis en El golfo<br />

de las Sirenas, frustradas en su amor por Ulises, igual que le sucede a la Circe de El<br />

mayor encanto, amor, tratan de vengarse de él sin éxito.<br />

No nos falta en Calderón la versión cínica del amor, el falso amor instrumentalizado<br />

por parte de la mujer como vehículo de promoción social, tal cual sucede con la<br />

Semíramis de La hija del aire. Incapaz de otro sentimiento que no sea la ambición de<br />

poder, su amor por Menón y por Nino es puro fingimiento, y en ambos casos acarrea la<br />

muerte de sus amantes. Cuando Menón ya no le reporta ninguna utilidad, Semíramis no<br />

tiene empacho en hacérselo saber con la mayor crueldad: No puedo hacer por ti más /<br />

hoy que el no ser tu esposa, / que hermosa mujer no hay cosa / que tanto a un pobre le<br />

sobre, / porque es sátira del pobre / el tener mujer hermosa (HDA, 745).<br />

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