PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

Ulises 903 porque… El Hombre soy, a astucias inclinado, / y por serlo hoy Ulises me he
nombrado, / que en griego decir quiere / cauteloso, y así, quien ya quisiere / corra las
líneas de la suerte mía; / de Ulises siga en mí la alegoría… (407). El héroe y sus
acompañantes llegan a la costa y desembarcan, y después se dedican a investigar el
territorio. Cada Sentido se decanta por un lugar que le favorece. Frente a Entendimiento,
que pide prudencia, el Hombre sigue a los Sentidos, que representan a sus compañeros
en el relato odiseico. El Hombre, mientras los Sentidos inspeccionan, se echa a dormir
bajo un ciprés. Entedimiento va también con los Sentidos, y cuando despierta, los ve
convertidos en forma de animales que vienen hacia él. Los Sentidos se han deturpado
con los vicios a los que dio licencia el Hombre. Entendimiento le cuenta lo que ha
sucedido: vieron un palacio al que se acercaron, y pronto les salió al encuentro una
hermosa mujer que se identificó como la Diana de esos campos, aunque Entendimiento
vio que se trataba de la Culpa cruel. Sus damas son los Vicios que se apoderaron de los
sentidos, pero no de Entendimiento (reflejo del Euríloco de la Odisea) que esquivó la
tentación. El Hombre considera que debe liberar a sus sentidos, lo que sólo puede hacer
con la ayuda de Penitencia (Iris), que sale a su encuentro llamándolo Cristiano Ulises
(412). Penitencia ofrece unas flores a Ulises que son un ramillete de virtudes matizadas
/ con la sangre de un cordero… (412) con el que vencer a la Culpa. Aparece ésta
acompañada de sus atractivos Vicios y comenta al modo alegórico las aventuras de
Ulises (…el que en la mar tanto tiempo / fluctuó golfos de penas / en piélagos de
tormentos… 413). Culpa, para aplacar su sed, le da un licor que el hombre vacila en
beber, a pesar de las prevenciones de Entendimiento, y sólo le salva el que las flores
tocan el vaso y de éste sale fuego. La reacción de Culpa es exactamente la misma que la
de la Circe de la comedia: ¿Qué es esto; / saber hay que mis encantos / desvanezca?
(413). El Hombre, consciente de con quién se enfrenta (…y Circe de estas montañas / –
que quiere decir en griego / maleficiosa hechicera– 414), la amenaza con una daga
obligándole a devolver su primitiva forma a sus compañeros, los Sentidos. A pesar de
que Entendimiento trata de persuadir al Hombre de que vuelvan al barco, los Sentidos lo
arrastran otra vez hacia Circe. El Hombre manda a Entendimiento a prevenir el bajel
para preparar la huida, pero Culpa, al ver a Ulises sin Entendimiento, lo trata de seducir,
prometiéndole, frente al tempestuoso mar que le espera en su navegación, placeres,
tranquilidad y una enorme sabiduría (las leyes prohibidas). Mientras oye las seductoras
palabras de Culpa, se le van cayendo del ramillete de las virtudes algunas flores.
Finalmente, el Hombre cede ante los encantos de la Culpa y entra en sus palacios sin
Entendimiento. Éste trata de evitarlo llamándolo desde lejos, pero no lo consigue. Se
encuentra con Penitencia, quien promete darle una manera de salvarlo (el toque de sones
militares que lo despierte). Mientras Ulises y sus Sentidos disfrutan al máximo de los
atractivos sensoriales que les ha entregado la Culpa, se oye a Entendimiento llamar al
arma a Ulises (…olvídate de la Vida / y acuérdate de la Muerte 418). Ulises vacila entre
las llamadas de Circe y de Entendimiento, la primera a la vida, la segunda a la
observancia de la muerte (En dos mitades estoy, / partido (¡pasión tirana!) / entre el
horror de mañana / y ventura de hoy 419). El debate es intenso y severo entre Culpa y
Entendimiento por atraerse al Hombre, aunque al fin Ulises opta por ―La memoria de la
Muerte” (419). Culpa le recuerda que ha perdido el ramillete, aunque Entendimiento le
asegura que se puede suplantar la confianza en el cielo, pues Penitencia recogió todas
903 La etimología que propone Calderón, como ya hemos visto en varias ocasiones, no tiene ningún fundamento
científico, sino que es un recurso literario más para cerrar lo más posible la coherencia de la alegoría. CHANTRAINE
(1968, III 775-776) descarta una etimología cierta de este antropónimo, y recuerda el pasaje odiseico (Od. XIX 407-
412) en el que Autólico, abuelo del héroe, propone (y razona) el nombre de Odiseo para su nieto, que vendría a
singificar hijo del odio, derivadο del verbo ὀδύσσομαι, odiar. Una etimología popular, también con intención
literaria, del tipo de las que suele proponer Calderón.
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