PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

en la mujer. La simple mención de su nombre evoca esa característica, aunque su mito
no haya sido muy desarrollado. Así la recuerda Tirso de Molina 125 : Ya yo sé que te has
querido / alzar con el principado / de la crueldad y el olvido / y que cuantos quieren
bien, / una Anajarte alemana en tu severidad ven, / siendo en el nombre Dïana / como
en belleza y desdén. Lope de Vega 126 también se sirvió de este personaje simbólico para
expresar insensibilidad y dureza ante la pasión amorosa: Los dos que de aquí se van /
ciegos de tu amor están; / tú en desdeñarlos, excedes / la condición de Anajarte, / la
castidad de Lucrecia. Pedro Soto de Rojas 127 , por su parte, enfatiza más, en uno de sus
sonetos, el triste final del personaje mitológico, el debido castigo al rechazo femenino:
¡Oh tú, tirana, sé veloz, mudable! / Mas, ay, que temo ya de tu tardanza / ver el fin de
Anajarte miserable. Juan de Arguijo 128 , por último, le dedicó otro soneto, de inspiración
muy ovidiana, pues se concentra en visualizar el proceso de metamorfosis, aunque no
elude la fría condición pétrea de la joven: Y al fin la misma piedra que ocupaba /
viviendo el pecho de piedad desnudo / cubrió sus miembros de mortal dureza.
ANDRÓMEDA (Ἀνδρομέδη, Andromeda) Total menciones: 231
FAP (103) PYA (128)
CASIOPEA / CEFEO / FINEO / MEDUSA / PERSEO
A] Andrómeda tiene un papel protagonista en dos de los dramas mitológicos de
Calderón, aunque en dos formatos y con dos intenciones muy diferentes: la de seducir al
refinado público cortesano en la comedia palaciega, y la de transmitir un mensaje
eucarístico en la majestuosa alegoría del auto sacramental. La Andrómeda ovidiana se
preserva mucho más, como es natural, en la comedia que en el auto, por obvias razones
de adaptación a uno y otro género literario. La comedia traza con mucha precisión los
contornos esenciales de la leyenda antigua, y nuestra heroína no deja de ser la misma
que cantaron los poetas griegos y latinos, mientras que en el auto sacramental el espíritu
del mito griego, pese al esfuerzo del autor por mantenerlo, se ve abducido por el
mensaje litúrgico en que Andrómeda no es otra cosa que un vistoso y accidental
atuendo del alma humana.
En Fortunas de Andrómeda y Perseo, Andrómeda tarda en salir a escena, pues la
comedia centra su primer acto en el progresivo reconocimiento que Perseo hace de su
noble condición, pues es presentado al principio en traje de villano como nieto de un
humilde labriego. Sólo al final de este acto aparece Andrómeda en una visión que tiene
el héroe en la gruta de Morfeo, donde sufre una ensoñación que le revela entre brumas
su origen y su destino. En el segundo acto, Fineo (al que Calderón nos presenta como
primo de Andrómeda) cuenta la historia de la hermosa joven, y cómo un pecado de
soberbia de su madre, Casiopea, que alardeó de la hermosura de su hija ante las
Nereides como superior a la de Venus, ha irritado tanto a la diosa que Nereo ha hecho
salir del mar a un espantoso monstruo que devasta su país, Trinacria. Fineo viene a
suplicar ante el templo de Júpiter un remedio para esta calamidad, y la conclusión del
oráculo es que «ofrecida al monstruo muera / Andrómeda» (1657). A pesar de este
125 TIRSO DE MOLINA, El celoso prudente, 128-135.
126 LOPE DE VEGA, El perro del hortelano, 1593-1597.
127 SOTO DE ROJAS, Obras de D. Pedro Soto de Rojas, p. 46.
128 ARGUIJO, Obra poética, XXI, 12-15.
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