PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

(369). Este deseo por hacer contingente al Amor, por desacralizarlo, es desmentido por
la Edad Tercera (Psiquis) y por el propio Amor: ¡Ay de error, / que contra la Ley
Natural no previene, / que no hay más fortuna en el mundo / que Dios! (369).
B] Fortuna es más una abstracción que una creación mitológica propiamente dicha con
un desarrollo argumental propio. Se cree que fue introducida en Roma por el rey Servio
Tulio y tuvo un templo en el Foro Boario de la ciudad. En la literatura griega
encontramos frecuentes invocaciones a esta poderosa fuerza que puede hacer inclinar el
destino humano a su capricho. Ejemplo de ello tenemos en esta invocación propiciatoria
de Píndaro 482 : Te suplico, hija de Zeus liberador, Fortuna salvífica, protege a la
poderosa Hímera, pues en el mar riges las agudas naves y en tierra las violentas
guerras y las asambleas determinantes. Las esperanzas de los hombres atraviesan un
mar de vacías vanidades, muchas veces en lo alto, otras en el suelo. En Roma se siguió
cultivando esta creencia en una divinidad desconocida que manejaba el azaroso curso de
la vida humana. Séneca es uno de los autores que más recurre a este concepto en su
obra. En su Medea 483 , la protagonista menciona la variabilidad y el ciego poder de
Fortuna: …por las esperanzas futuras y por la estabilidad de los reinos, te suplico,
mudable Fortuna, tú que los agitas en dudosa alternativa...
C] La creencia en una suerte de gobernadora del azar contrastaba duramente con
planteamientos religiosos providencialistas, que niegan cualquier espacio al puro acaso.
Este enfoque se ve claramente en Pérez de Moya 484 , que desacredita el concepto pagano
en su capítulo dedicado a la supuesta diosa: La Fortuna, Caso y Hado, de sí no es nada,
ni hay tales cosas, aunque hay tales nombres… Más adelante encontramos valoraciones
parecidas a las de Calderón: Otros la pintaban en figura de mujer furiosa y sin seso…
En nuestro Siglo de Oro 485 su presencia es constante, bien sea como eco de su
concepción clásica, bien como negación de la misma. En el teatro es interesante la
dramatización del concepto en la obra de Mira de Amescua (La rueda de la fortuna),
con un acusado tinte moralista que hace hincapié en los vaivenes del azar, que
encumbra y abate reyes y emperadores a su capricho. No podemos omitir tampoco el
sugestivo título de una obra de Quevedo 486 que plantea toda una nueva mitología moral,
La hora de todos y la Fortuna con seso, en que la diosa vuelve por sólo una hora a la
sensatez, salvo para los dioses paganos, donde tal cosa no puede darse, dando excusa al
genial escritor para lanzar una afilada sátira moral a todos los estamentos sociales.
482 Pi. O. XII 1-6 Λίσσομαι, παῖ Ζηνὸς Ἐλευθερίου, / Ἱμέραν εὐρυσθενέ᾿ ἀμφιπόλει, σώτειρα Τύχα. / τὶν
γὰρ ἐν πόντῳ κυβερνῶνται θοαὶ νᾶες, / ἐν χέρῳ τε λαιψηροὶ πόλεμοι / κἀγοραὶ βουλαφόροι. αἵ γε μὲν
ἀνδρῶν / πόλλ᾿ ἄνω, τὰ δ᾿ αὖ κάτω / ψεύδη μεταμώνια τάμνοισαι κυλίνδοντ᾿ ἐλπίδες·
483 Sen. Med. 286-288 ...per spes futuras perque regnorum status, / Fortuna uaria dubia quos agitat uice, / precor…
484 PÉREZ DE MOYA, Filosofía secreta, III, 21.
485 GREEN (1969).
486 QUEVEDO, La hora de todos y la Fortuna sin seso.
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