PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

Medea del auto sacramental. El conocimiento del personaje de Medea y su condición de
tópico literario lo acredita Cervantes 620 cuando, en el prólogo de la primera parte de El
Quijote, aconseja, no sin punzante ironía, barnizar las obras de sabiduría bíblica o
grecolatina para acreditarse de erudito: …si de crueles, Ovidio os entregará a Medea…
La Medea hechicera es la que triunfa en nuestras letras, formando parte, con frecuencia,
de un catálogo estereotipado, como vemos en el Caballero de Olmedo, de Lope de
Vega 621 , cuando uno de los personajes se refiere a las artes de una vieja: No supo Circe,
Medea, / ni Hécate, lo que ella sabe; / tendrá en el alma una llave / que de treinta
vueltas sea. La terrible Medea de Corinto (la de Eurípides y Séneca), la que es capaz de
matar a sus hijos por despecho ante el abandono de Jasón, la puso en escena Francisco
de Rojas Zorrilla en Los encantos de Medea, aunque más preocupado por la
espectacularidad escénica a que el motivo se prestaba (todo tipo de prodigios mágicos
de la famosa hechicera), que por recrear la agonía psicológica que tanto había atraído a
los dramaturgos en la Antigüedad 622 .
MEDUSA (Μέδουσα, Medusa) Total menciones: 98
FAP (43) ESP (1) PYA (54)
ANDRÓMEDA / NEPTUNO / PERSEO
A] Calderón no se quedó con la visión simplista del horrible monstruo a la que, en
general, fue reducido el nombre de Medusa, sino que conoce con detalle el relato
ovidiano y lo recrea en sus obras mitológicas. En Fortunas de Andrómeda y Perseo
Medusa es actor relevante en la comedia. De ella da noticia Lidoro, uno de los
pretendientes de Dánae, cuando llega al templo de Júpiter. Medusa era una joven
africana muy hermosa, de la que destacaba su rubia cabellera. Al peinar sus cabellos a la
orilla del mar, Neptuno siente un gran deseo de poseerla. Y de manera muy tosca
(…que el amor / de un poderoso no ruega, / cuando puede la caricia / valerse de la
violencia 1651) abusa de ella en el templo de Minerva. La diosa virginal, muy ofendida
por este atropello en su sagrado recinto, y no pudiendo tomar venganza de él, se ensaña
con la joven, convirtiendo su hermoso cabello en un abominable enredo de sierpes
(…las hebras que fueron de oro / trocó en rizadas culebras, / cuyo veneno en los ojos /
se comunica y se ceba, / tanto, que a ninguno miran / que en tronco no le conviertan
1651). Rabiosa y desaforada, se echó al monte (racional basilisco de la selva) donde
termina por suponer un peligro público. Es muy difícil acabar con ella, porque mientras
duerme, sus dos hermanas la protegen en perpetua vigilia. Lidoro, una vez contada la
historia, explica que él ha llegado al oráculo para averiguar cómo se puede desenojar a
la diosa y librar a Trinacria de ese terrible engendro. Perseo, que escucha la narración de
Lidoro, ya barrunta la posibilidad de que acabar con tan terrible fiera sea una de las
hazañas que necesita su espíritu ávido de gloria. El oráculo de Júpiter le responde a
Lidoro que «De la sangre de Medusa / uno y otro alivio espera» (1657). Fineo, por su
parte, lleva al rey de Trinacria el mensaje de que sólo un tributo humano puede poner
620 CERVANTES, Don Quijote de la Mancha, I, Prólogo.
621 LOPE DE VEGA, El Caballero de Olmedo, 1919-1922.
622 Para más detalles sobre el personaje en el teatro del Siglo de Oro español, es muy recomendable la lectura de
POCIÑA PÉREZ (2002), quien lo estudia en las versiones de Lope de Vega, Rojas Zorrilla y Calderón. Y para una
ampliación sobre la figura de Medea, el mismo autor, en colaboración con Aurora LÓPEZ LÓPEZ, presenta en la
recopilación en la que está inserto el artículo mencionado, una extensa antología de trabajos sobre la figura de Medea
que abarcan desde Grecia hasta la actualidad.
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