PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

nos presenta de luto por la muerte del rey Nino, del que hay fundadas sospechas de que
ha sido envenenado por su mujer. El rey, aunque defenestrado por sus errores, de alguna
manera sobrevivirá en su hijo Ninias, que será quien llegue a vengar su muerte y
dignificar el trono. Nino ya no aparecerá más hasta el final de la tragedia, en forma de
terribles remordimientos por parte de Semíramis, cuando, con el juicio perdido, es
perseguida por el recuerdo de aquellas personas a las que mató: ¿Qué quieres, Nino, el
semblante / tan pálido y macilento? / … / Yo no te saqué los ojos, / yo no te di aquel
veneno, / yo, si el reino te quité, / ya te restituyo el reino. / Dejadme, no me aflijáis: /
vengados estáis, pues muero / pedazos de corazón / arrancándome del pecho. / Hija fui
del Aire, ya / hoy en él me desvanezco (786-7).
B] El historiador griego de origen siciliano Diodoro Sículo 700 nos habla del rey Nino en
el libro segundo de su extensa obra, conocida como Biblioteca Histórica, el que dedica
a contar la historia antigua de Asia desde sus orígenes. De él nos dice que fue el primer
rey del que se tiene constancia entre los que gobernaron en aquella parte del mundo, y
celebra su valor y su talento militar, que le hicieron acometer con éxito grandes
conquistas. Le atribuye el historiador, además de muchas victorias militares, la
fundación de la ciudad de Nínive, la que fue capital del imperio asirio. Muchas de las
acciones que le asigna tienen el fundamento histórico que le falta al propio personaje
(cuyo nombre no es más que una derivación de Nínive), que constituye una suerte de
antología de los reyes asirios más conocidos. Cuenta también Diodoro cómo se enamoró
de Semíramis y se la arrebató a su marido, su consejero Ones (el Menón de la obra
calderoniana), que de manera imprudente había hecho dirigir a su mujer la conquista de
Bactra y exhibir con ello su belleza, su valor y su gran talento. Ante la contundente
amenaza del monarca de sacarle los ojos si no cede a sus deseos, el pusilánime
consejero opta por suicidarse. No le sobrevive demasiado Nino, que tras tener a su hijo
Ninias de Semíramis, muere, dejando el reino a su mujer, verdadera protagonista de
todo este relato. La narración de Diodoro es parca en lo que más interesa a Calderón, es
decir, en la relación del rey con Semíramis. Nada sugiere con respecto al
envenenamiento del rey, sino que, más bien al contrario, Semíramis honra la memoria
de su marido erigiendo un impresionante monumento funerario. Calderón enriqueció
dramáticamente al personaje, dilató su desarrollo (muy escueto en Diodoro) y lo hizo
víctima simbólica de la atracción de la lujuria, que nubla su entendimiento y lo lleva al
desastre. Con todo, se aprecia con facilidad la identidad entre el Nino de la comedia y el
de Diodoro, pues Calderón sí que mantuvo la figura majestuosa del rey, su carácter de
conquistador victorioso, y el imperio del monarca absoluto, al avasallar a su fiel valido.
La figura de Nino, por otra parte, quedó catalogada como la de un importante rey
babilónico. Su mención, como la de Semíramis, es casi una alusión a aquella mítica
ciudad. Ovidio 701 convierte al mausoleo del rey en el trágico lugar de cita de Píramo y
Tisbe, dos jóvenes babilonios cuyo amor entorpecen sus respectivas familias, y que
encontrará en ese lugar un desenlace dramático. Las numerosas versiones que luego se
hicieron sobre esta leyenda mantienen la alusión a su exótico emplazamiento.
C] La gran Semíramis de Virués 702 dibuja con bastante precisión el Nino que asumirá
Calderón en su comedia. Se enamora de Semíramis nada más verla, cuando Menón le
cuenta de manera imprudente que ha sido su mujer la que, en hábito masculino, ha
700 D. S. II 1-6.
701 Ov. Met. IV 88 …conueniant ad busta Nini…
702 VIRUÉS, La Gran Semíramis, 363-365.
267