PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

2 Personajes y lugares míticos en los dramas mitológicos de Calderón
2.1 Introducción
En el apartado de Metodología ya hemos descrito la distribución del material de nuestro
diccionario y sus razones. Nos quedan por aclarar en este epígrafe algunas cuestiones de
detalle que hemos tenido presentes en su elaboración y alguna aclaración previa que
consideramos pertinente antes de acometer su lectura.
Una de ellas es de orden práctico. La atomización del análisis en personajes y lugares
puede privar de una visión de conjunto sobre la comedia o el auto sacramental en que
están insertos, e incluso sobre el propio episodio mítico. Y sin duda puede haber quien
tenga interés en esta perspectiva más general. Para ello nuestro consejo es comenzar por
el personaje más significativo del drama y seguir las entradas relacionadas (lo que se
podría llamar, en lenguaje cibernético, hipervínculos con el resto del trabajo), que
aparecen en el epígrafe introductorio de cada uno de los personajes y lugares, en la parte
inferior derecha. Sumando las lecturas de sus actores principales se puede conseguir una
visión global de la obra o episodio mítico en cuestión.
Pero esta circunstancia, el hecho de considerar por separado a distintos elementos de
una misma obra, produce otro efecto imposible de esquivar del todo, pues esa referencia
hace que se produzcan inevitables solapamientos y alguna que otra enojosa reiteración,
tanto en nuestra explicación como en los pasajes extractados de Calderón (e incluso en
las citas debidas a otros autores). Aunque hemos tratado de eludir esas redundancias
hasta el margen de lo inevitable, enfocando lo más posible el relato de la obra hacia el
personaje o lugar objeto del comentario, han quedado varios casos en que se puede
sentir la molesta impresión de releer lo ya leído.
A la hora de clasificar las entradas como topónimos o antropónimos, nos hemos
encontrado con algún caso difícil de definir y cuyo emplazamiento final precisa una
aclaración. Se trata fundamentalmente de los ríos, que a su naturaleza geográfica
añaden, en la mitología griega, un perfil personal de carácter divino. Aqueloo,
Aqueronte o incluso Lete, el río del olvido, podrían aparecer en cualquiera de las dos
categorías, teniendo en cuenta que la toponimia de la que estamos hablando es, en gran
medida, mítica, incluso en aquellos casos que tienen un correlato geográfico bien
conocido. Finalmente nos hemos decantado por incluirlos como lugares, porque, incluso
en sus expresiones más antropomórficas, están muy vinculados a su naturaleza y
ubicación fluviales. Caso aparte es el de Erídano, al que encontramos como un
personaje muy bien definido y de notable peso en la acción de dos de las comedias
estudiadas (Apolo y Clímene y El hijo del Sol, Faetón), y como tal lo hemos incluido
dentro del catálogo de personajes.
También precisan una justificación aquellos otros (tanto individuales como colectivos)
que se encuentran al límite del nombre común. Casos como los de los Cíclopes, las
Furias, los Gigantes, la Esfinge, la Hidra, los Sátiros o los Tritones. Aunque es cierto
que a veces su perfil clásico aparece ya muy desdibujado, su origen en la mitología
grecorromana es tan concluyente que nos ha parecido que su inclusión no era abusiva.
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