PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

de razón, / que opuesto a quien me dio el ser, / tengo a cualquier mujer / natural
oposición (2034). Con la promesa del rey sufre sobremanera Anteo, su general, que está
profundamente enamorado de su hija. Cuando aparece Yole, Hércules sufre un ligero
estremecimiento al reconocerla como la del sueño y al lanzar Cupido sus flechas, que
van produciendo su efecto (HÉRCULES.- ¡Ay de mí!, todo me abraso. / YOLE.- ¡Ay de mí!,
toda me hielo 2036). El héroe, a pesar de todo, confía, al marchar al combate, que
superará este sentimiento: Pero el tiempo con la ausencia / vencerá este devaneo
(2036). Hércules vence a Aristeo, al que trae sometido a su voluntad, y vuelve dispuesto
a que se le tributen los honores de la boda. Y aunque de nuevo se expresa en contra de
las mujeres y no quiere la recompensa de Yole, se irrita sobremanera cuando Licas (su
esclavo) le informa de que es inminente la boda entre Yole y Anteo. Para castigar esa
afrenta trama un plan: Aristeo reunirá todo su disperso ejército y levantará en armas
incluso a la población de Libia contra su rey, para que éste le tenga que suplicar de
nuevo a Hércules su intervención. Así sucede, y cuando el rey se lo pide, Hércules se
pone en su contra, derrotándolo y proclamándose rey de Libia, con lo que espera
obtener la servidumbre de Yole. Ésta trata de intervenir incluso en la batalla, aunque su
caballo se despeña y va a parar al Jardín de las Hespérides, donde las ninfas la protegen.
Para acceder a este Jardín va Hércules hasta el monte Parnaso en busca de Pégaso,
donde (por las buenas o por las malas) lo requiere de las Musas. Allí le advierten
Calíope y sus hermanas del poder del amor (¡Ay de ti! / Que vencer a las fieras / no es
vencerse a sí 2049). Pero Hércules, con la ayuda del célebre corcel, accede finalmente
al jardín y vence al dragón. Venus y Cupido le aconsejan a Yole que finja un halago
traidor con él, para poder ejecutar su venganza, y la animan diciéndole que con flechas
más severas / que él domestica las fieras, / fieras afemina Amor 2052).
Una vez eliminado el obstáculo de Anteo, pretendiente al que vence Hércules, ya sólo le
queda a Yole el recurso al fingimiento y al engaño: cuenta a Hércules que su anterior
rechazo era debido a un vaticinio que sobre su descendencia había proferido su padre,
pero que ahora que él ha muerto, no tenía sentido. Esto se lo dice entre lágrimas, lo cual,
junto con las flechas y una manzana que tomó el héroe, empieza a ablandar su tozuda
disposición. Poco después ya vemos cómo entroniza a Yole como reina de Libia e,
incluso, cuando las Musas reclaman su presencia para defender el monte Parnaso (tal y
como le había encomendado Apolo), prefiere ceder al amor de Yole antes que a su
obligación guerrera (que si me oyó alguna vez / que sé vencer y no amar, / ya sé amar y
no vencer 2059). Al final lo vemos totalmente rendido a los encantos del amor y
dormido entre estos deleites; y éste es momento en el que Yole (y las Hespérides, y en
general, todas las mujeres agraviadas, así como Cupido y Venus) ejecutan su venganza:
cambian su pica por una rueca, le peinan las greñas en trenzas y, en general, le dan un
aspecto afeminado. Cuando despierta y le ponen un espejo no puede dar crédito a lo que
ve: ¿Yo con mujeriles señas? (2061). Es el momento de la venganza para Yole, quien lo
contempla, al tiempo que todo su ejército, y lo hace con acento reivindicativo: No dirá
sino que Yole, / vengando en él sus ofensas, / vengó también las de todas / las mujeres
(2061). Al fin, Yole queda entronizada como reina de Libia y Hércules humillado. Todo
acaba con una gran exaltación del amor en la que Calíope vuelve a dar un aviso a la
conducta machista del héroe: …para que vea / quien quiso que las mujeres / esclavas
del hombre sean, / que él es su esclavo, pues es / esclavo de amor por ellas (2062).
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