PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

en su descenso a los infiernos. Nada más llegar a las playas de Cumas, Eneas busca el
retiro de la Sibila: Pero el piadoso Eneas busca el recinto que gobierna el alto Apolo y
el apartado santuario, cueva enorme, de la horrenda Sibila, a quien el adivino Delio
inspira su gran inteligencia y corazón, y a quien se descubre el futuro. Una tradición
posterior, además, atribuía a la Sibila cumana la predicción del advenimiento de
Jesucristo, con lo que adquirió gran predicamento en el imaginario cristiano. Tres de las
Sibilas mencionadas por Calderón (Délfica, Pérsica y Cumana) fueron pintadas por
Miguel Ángel en el techo de la Capilla Sixtina flanqueando, junto con los profetas, la
creación y caída del ser humano.
C] Calderón hace hablar a las Sibilas como un conjunto, sin caracterizar
específicamente a ninguna de ellas, como voces autorizadas de la capacidad profética y
representantes del vaticinio en el mundo antiguo. Naturalmente, la figura de la Sibila
está ya cristianizado en nuestro autor (quien dedica un auto sacramental al personaje, La
Sibila de Oriente), siguiendo una tradición ya antigua, que también encontramos en
Lope de Vega 860 : La virginidad y el parto, / y el ser madre hermosa y bella, / con el
honor de doncella / se juntaron en María. / La Sibila lo decía / y los profetas también /
vamos juntos a Belén… La Sibila, incluso el propio Virgilio, solía aparecer junto a los
profetas del Antiguo Testamento en los autos sacramentales medievales que seguían el
modelo del ordo prophetarum (que consolidó una interesante tradición en el ámbito de
la lengua catalana en el Canto de la Sibila, asociado a la celebración de la Navidad), y
del que derivó, posteriormente, esta entronización de la Sibila (en singular o plural,
tanto da) como precedente profético autorizado del advenimiento de Cristo.
SIRENAS (Σειρῆνες, Sirenes) Total menciones: 51
MEA (1) AYA (1) FRP (3) GDS (37) HSF (2) ALA (1) EDJ (3)
LDM (3)
CARIBDIS / ESCILA / ULISES
A] Los terribles monstruos odiseicos de irresistible canto aparecen con cierta frecuencia
en las obras de Calderón, hasta el punto de dar título a una de sus comedias, El golfo de
las Sirenas. En El mayor encanto, amor, Ulises cita el episodio de las Sirenas en la
larga explicación que ofrece a Circe sobre sus aventuras precedentes: Entre Caribdis y
Scilla / me vi, y a las dulces voces / del golfo de las Sirenas / basilisco fui de bronce
(1516). Hace hincapié en la astucia y resistencia que le hizo salir con bien de aquel
peligro. La fiera, el rayo y la piedra comienza con una terrible tempestad que asuela
tierra y mar. Irífile lo entiende como un funesto vaticinio, y describe la turbación que
provoca, llegando a las playas los animales marinos (…sobre la tez lidiando de la
espuma, / del margen solicitan las arenas, / monstruos del mar, tritones y sirenas
1594). Las Sirenas no son otra cosa que criaturas del mar que el caos de la tormenta ha
acercado a la tierra. Tienen incluso una intervención hablada que alude al temor que
inspira la fuerza de Venus y Cupido.
Es, sin embargo, en El golfo de las Sirenas, como sugiere el título de la comedia, donde
mayor presencia tienen estos seres fabulosos en las obras de Calderón. También es
oportuno advertir que, a pesar de lo que parece indicar el título, no son ellas las
860 LOPE DE VEGA, Rimas de Tomé Burguillos, égloga 1.
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