PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

aunque no solamente, en la belleza física y la ternura amorosa). Simplificación que, por
otra parte, ha perdurado en cierto modo hasta nuestros días. Tenemos, pues, en
Calderón, un Adonis prototípico, que opone sus cualidades a la ruda fiereza de Marte,
pero también una construcción más compleja del personaje, que ha enriquecido sus
fuentes clásicas con la retórica y las construcciones ideológicas del teatro barroco, como
veremos de inmediato.
En Los tres mayores prodigios advertimos el uso estereotipado del que hemos hecho
mención. Uno de los tópicos que ofrece la figura de Adonis es su oposición simbólica a
Marte, en la que el primero significa los goces del amor, y el segundo la actividad
guerrera. En ese código entendemos la expresión de Ariadna, que, abandonada por
Teseo, está desgarrada entre dos sentimientos simultáneos de amor y odio. Cuando
prevalece el amor, apostrofa de esta manera al héroe: Los trofeos que de Marte /
consigas, galán Adonis, / a su regazo los rindas, / a su hermosura los postres… 1574).
Volvemos a encontrar la contraposición simbólica entre estos dos personajes en La hija
del aire. La mención a Adonis, además de belleza física, parece indicar mesura y buen
carácter. Lidoro, que ha escapado de la prisión en que lo encerraba la cruel reina,
aconseja a su hijo Irán que no ataque la Babilonia de Semíramis: …sólo para avisarte /
que, pues eres Adonis, no seas Marte (785). También aparece la mención a Adonis en el
contexto burlesco y socarrón que facilitan los graciosos de la comedia. En Celos, aun
del aire, matan, el gracioso Rústico, convertido en jabalí, ataca a Clarín, personaje de
su mismo rango, cuando lo ve flirtear con su mujer, y éste evoca cómicamente el
sangriento destino de Adonis: ¡Ay, que, Adonis del trapillo, / sin por qué ni para qué, /
me da muerte un jabalí! (1801).
También en clave irónica encontramos al hermoso joven utilizado como un símbolo
fosilizado del enamorado ideal, atento y cortés, en Ni Amor se libra de amor, cuando
Flora y Friso discuten sobre la verdadera naturaleza del amante de Psiquis: Él, ¿no la
llenó al instante / de galas y joyas? Luego / es un Adonis, un ángel (1977). En Amado y
aborrecido se vuelve a relacionar a Marte con Adonis, y se pone a éste último, otra vez,
como ejemplo de belleza: …en cuya rara hermosura / en cuyo semblante bello, /
suspendido y admirado, / juzgué que Adonis, con celos / de Marte, pretendía dar /
satisfacciones a Venus… (1686).
En La púrpura de la rosa, sin embargo, y a diferencia de lo que hemos visto en las
comedias anteriores, Calderón explota de una manera más extensa y pormenorizada la
tradición mítica antigua, convirtiendo a Adonis en un personaje más rico en matices e
insertándolo en su peculiar universo simbólico. Así, sin traicionar lo esencial de su
leyenda, Adonis se convierte en esta comedia en toda una figura calderoniana. Nada
más empezar la obra comprobamos que pertenece a su larga lista de seres marcados por
la culpa desde su concepción. Adonis es fruto de un incesto, de la atracción pecaminosa
y culpable de Mirra hacia su padre Cíniras, lo que hace que el joven aborrezca el amor,
al que teme como agente de muerte que ha sido y puede volver a ser (…nací bastardo
embrión, / maldecido de mis padres, / y con tan gran maldición / como que de un amor
muera 1767). Pero el destino hace que el hermoso joven salve de una fiera a Venus, y
que la diosa quede prendada de él. Venus no puede soportar el rechazo de Adonis al
sentimiento amoroso, e invoca a Amor para que, con su dardo implacable, lo reduzca a
su irresistible imperio. Vencido Adonis, Calderón deja establecido otro de sus temas
predilectos, la inútil resistencia al poder del amor (y, más aún, al poder del destino).
Pero la comedia da para más, pues aparece en ella Marte como correlato negativo,
57