PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

Más complejo es aún determinar la procedencia de la oposición entre Diana y Venus,
como portadoras de dos actitudes contrarias ante el sentimiento amoroso. No se dio tal,
en el modo que se plantea en Calderón, en las letras grecorromanas. La oposición
presenta un componente simbólico-alegórico más propio del mundo medieval. Es
revelador a este respecto cómo en una obra tan significativa de la concepción del amor
en la Europa medieval del Siglo XIII como el Roman de la Rose, aparezcan personajes
alegóricos opuestos como la Forzosa Abstinencia o la mismísima Venus, asumiendo
cada uno de ellos sentidos equiparables a lo que nos encontraremos en Calderón. Es
obvio que el perfil de ambas divinidades se prestaba a esta caracterización, pero también
lo es que su conversión en debate de ideas no hubiera sido posible sin mediar un
tratamiento alegórico ajeno al mundo clásico.
C] No es casual que Pérez de Moya dedique a la luna (pues Diana no tiene bajo esta
advocación un epígrafe propio) nada menos que siete capítulos de su manual
mitológico 366 . En estos capítulos, además de pasar revista a los mitos asociados
(Endimión, Acteón, etc.), se establecen todas las características aludidas de la diosa. Y
tampoco parece casualidad, a tenor de lo ya dicho, que sea el personaje de Venus el que
siga a la luna en su exposición. Todos los perfiles de Diana mencionados tienen una
notable presencia en nuestras letras áureas. Como era de esperar, la rivalidad entre
Diana y Venus, con su intensa fuerza simbólica, fue de los mitemas más socorridos.
Valga como ejemplo de este debate la comedia El amor enamorado, una de las últimas
composiciones para palacio de Lope de Vega, en la que triunfa el amor humano, pues
tanto Febo como el propio Cupido caen rendidos ante esa pasión. Al hilo de esta
comedia, de fuerte sabor bucólico, es interesante destacar que el carácter de Diana como
divinidad de las selvas y, en consecuencia, de animales y ganados, hubo de influir en
que las más famosas obras pastoriles de nuestra literatura lleven su nombre, aunque con
él no hagan alusión a la diosa (entre ellas, la Diana, del portugués Jorge de
Montemayor, y sus secuelas, de manera destacada la Diana enamorada de Gaspar Gil
Polo). Como muestra nos puede valer la Égloga II de Garcilaso de la Vega 367 , en la que
encontramos la tópica caracterización de Diana como la diosa apartada que se deleita en
un asilvestrado entorno natural: En su verde niñez, siendo ofrecida / por montes y por
selvas a Diana… Un poco más adelante, Camila, a quien se refiere el extracto anterior,
menciona a Diana como la patrona de la caza: A los hombres reserva tú, Diana, / en
esta siesta insana tu ejercicio… Y unos versos después nos encontramos a Diana como
protectora del recato y la virginidad, según se deduce de las palabas de Camila, que
pretende preservar su castidad: Que antes Camila muera que padezca / culpa por do
merezca ser echada / de la selva sagrada de Diana… El episodio de Acteón fue
recreado por Mira de Amescua en la Fábula de Acteón y Diana, en una demostración de
virtuosismo poético en la adaptación de temas ovidianos, tan en boga en su época.
366 PÉREZ DE MOYA, Filosofía Secreta, III, 4.
367 GARCILASO DE LA VEGA, Égloga II, 173-174; 740-741; 749-752.
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