PERSONAJES MITOLÓGICOS - e-Spacio - UNED

En El laurel de Apolo se hace una interesante referencia, casi al modo de un cuento
popular, de los palacios de Atlante: En los palacios de Atlante, / dicen que una fuente
había, / que al que más libre bebía, / le dejaba más amante, / y que otra, poco distante,
/ al que amante la gustaba, / libre en su olvido dejaba (1754-5); paralelo con los efectos
producidos por las flechas de Cupido al que no hemos encontrado precedente
mitológico grecorromano que lo justifique. En la descripción de la mítica Atlántida, en
el Critias, Platón 204 habla de dos fuentes al pie de una gran montaña en el centro de la
isla, una de agua caliente y otra de agua fría. Aunque parece una asociación un tanto
forzada, quién sabe si no tendremos algún eco lejano de Platón en esta especie de letrilla
popular.
B] Al comienzo de la Odisea 205 ya nos encontramos con un dibujo de Atlante que reúne
algunos de sus rasgos más importantes en las comedias de Calderón. En la asamblea en
la que se dilucida el destino de Ulises, Atenea se queja de que la ninfa Calipso está
reteniendo al héroe. La diosa la menciona como hija de Atlante, al que llama ―de
funesta intención‖, haciendo alusión a su intento por destronar a Zeus, y del que dice
que conoce los abismos del mar y sostiene él solo las columnas que separan cielo y
tierra. Rebeldía contra los dioses, sabiduría, tamaño y fuerza colosales son
características que ya asume el gigante desde el comienzo de la tradición literaria
occidental. Hesíodo 206 presenta a Atlante como hijo de Jápeto y Clímene, cuenta con
brevedad cómo éste sostiene con su cabeza y sus brazos el cielo a la entrada del país de
las Hespérides y le dedica un epíteto muy semejante al de Homero (intrépido). Ovidio 207
atribuye la petrificación del titán a Perseo, que tras haber matado a Medusa, utiliza su
cabeza contra el inmenso Atlante, que se resiste a entregarle las manzanas doradas que
custodia en el extremo occidente. Una vez petrificado, los dioses aún lo engrandecieron
más para que pudiera sostener el cielo. Aquí ya casi lo tenemos todo: el ingente tamaño,
la petrificación, la hosquedad de su carácter, su ubicación en Hesperia, sus dorados
palacios… Calderón hace uso a su manera, como hemos visto, de todo este material.
C] La presencia de Atlante en la literatura áurea española obedece a los tópicos
encontrados en Calderón. Así, en La fábula de Perseo o la Bella Andrómeda, Lope de
Vega 208 nos presenta a Atlante (o Atalante, según él lo llama) como un sabio astrólogo al
que van a consultar tanto Fineo como Perseo: No doy a nadie en mi casa / lugar, porque
no permito / que mis estudios perturben / aun vasallos y vecinos. De hecho, Perseo lo
convierte en piedra con la cabeza de Medusa por la negativa del titán a interrumpir sus
estudios y darle hospitalidad. Atlante posee un árbol con ramas, hojas y frutas de oro
(trasunto del famoso Jardín de las Hespérides), que trata de defender de Perseo, aunque
en vano. Pérez de Moya 209 sentía ya en la figura de Atlante la síntesis de diversas
leyendas (al menos de tres, nos dice) con este personaje como protagonista, aunque él
centra su narración en el “Atlante de Perseo”, el más ovidiano, como hemos visto. Más
interesante es, en el sentido histórico de este mito, el comentario sobre el afán de
204 Pl., Cri.113e … tras disponer dos fuentes que fluyen desde la cima, una de agua caliente, y la otra de agua fría….
(…ὕδατα μὲν διττὰ ὑπὸ γῆς ἄνω πηγαῖα κομίσας, τὸ μέν θερμόν, ψυχρὸν δὲ ἐκ κρήνης ἀπορρέον
ἕτερον…).
205 Od. I 52-54 ὀλοόφρονος.
206 Hes. Th. 507-522 κρατερόφρονα.
207 Ov. Met. IV 628-662.
208 LOPE DE VEGA, La fábula de Perseo o La Bella Andrómeda, 1915-1918.
209 PÉREZ DE MOYA, Filosofía secreta, IV, 23.
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