23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

mismas); espaciales (como el lugar de atencion, los
elementos que integran el consultorio y disposicion de
los mismos) y económicas (modalidad y regulación de
los honorarios). No son el juego sino las reglas del
juego, como dice Emilio Rodrigué, quien define al
encuadre como "el conjunto de las actividades no
interpretativas que tienen por finalidad mantener la
marcha ordenada del proceso analitico". Pero si
tomamos a Winnicott, que lo define como "la suma de
todos los procedimientos que organizan el análisis",
podemos pensar que hay otros elementos que
formarían parte del encuadre y que, si bien no son
acordadas explicitamente en el contrato, forman parte
de los considerandos del mismo y suelen estar
convenidos como supuestos precarios. Esto tiene que
ver, por ejemplo, con el marco teórico del terapeutas y
con el recorte que el mismo hace en cuanto al tipo de
demanda que se propone atender. A muchos esto
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puede parecerles obvios pero sin embargo no es poco
habitual no contemplar la especificación del campo de
trabajo en el que el profesional se desempeña con las
condiciones particulares que esto requiere. Suele
olvidarse o desconocerse, en estos casos, que la
eficiencia en la tarea tiene uno de sus apoyos
fundamentales en la especialización, o sea en la
circunscripción y profundización de un área
determinada
Dentro de los otros elementos no necesariamente
explícitos pueden inscribirse, por ejemplo el lugar en el
que se sitúa el terapeuta con respecto al proceso -
dentro o fuera del mismo-; y también el modo en que se
establecen las constantes desde cada terapeuta (por
ejemplo, fijar si el tiempo de la sesión empieza a la hora
previamente convenida; cuando el paciente traspasa la