23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

a menudo, eventuales rechazos a los contactos, o total
pasividad mecánica de los movimientos.
El merodear-bambolearse repetitivo de los cuerpos,
vacíos de intenciones comunicativas, en un mismo
espacio en rituales sensorial-motores obsesivos como
entidades cerradas sobre sus propios sensorismos,
que aun rozándose viven como islas, introduce una
reflexión sobre la tendencia de considerarlos
insensibles también al dolor físico, a la discriminación
entre placer y disgusto, hasta hipnotizarlos más o
menos inanimados psicológicamente. Estas palabras
no son metáforas exageradas, reflejan en cambio un
debate muy actual entre ciencia y moral a cerca de los
imaginarios confines de la conciencia humana;
últimamente han habido posiciones tomadas (en
particular por los jesuitas) para defender la identidad
humana donde algunos científicos pretenden falte en
estados letárgicos, en estados de coma, hasta definir
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en parangón más humano o humanizado, el
comportamiento intencional imitativo o colaborador de
un chimpancé, o hasta a prever la eutanasia como
solución o fin de un estado deshumano. En estas
condiciones de base se aleja de la practica actualmente
posible en nuestras realidades institucionales, no solo
la visión de setting musicoterapéutico, sino también el
de "anima-azione-musicale" (alma-acción musical) en
el sentido más profundo de la palabra. El pedido es a
menudo, de animación como entretenimiento con la
música hasta donde existen sujetos interactivos o. para
los más graves, como música de fondo ni siquiera
personalizada.
Me parece fundamental exponer con sentido realista
las molestias que encuentra una intervención
individualizada con el sonido, comprendida sobre todo
la voz y la conexión sinestésica a las estimulaciones
sensorial motoras, para la comprensión de un contexto