23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

través del cuerpo, como se puede observar en el
trabajo de espejo, incluso con sonidos.
Pasa a utilizarse la música como elemento de
expresión. Yo toco una guitarra, en las cuerdas sueltas
para que Sebastian, que se utiliza de una otra guitarra,
pueda interactuar conmigo y así tener una gratificación.
Las frecuencias, de las cuerdas sueltas, que van de 83
a 329 Hz., tocadas con intensidad fuerte pueden ser
oídas por Sebastian. La improvisación con la voz es
hecha en un modo griego porque la afinación de las
cuerdas sueltas nos lleva a ésto.
Se puede observar en el video, que Sebastian también
improvisa con la voz en estos modos griegos. La
madre, que vió y escuchó a Sebastian cantar cuando
filmó, observó la importancia de esta actividad ya que
en la escuela, mientras los compañeros cantan,
Sebastian solo imita los gestos porque no sabe las
letras ni las canciones cantadas.
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Después de algun tiempo se pasa a una actividad
donde se improvisa no solamente melodías pero
palabras sueltas que hacen parte de nuestra vivencia.
En la primera sesiñon después de dos meses de
vacaciones en el año 92, Sevastian vuelve a dibujarse
sin orejas. Paso entonces a trabajar nuevamente este
aspecto.
Conclusión.
Me gustaría concluir, una vez más partiendo de lo que
nos dice Tomatis: “es de poderse oir que nace la
facultad de escucharse. Y del poder de escucharse que
nace la facultad de hablar”.
Para Anzieu, antes que la mirada y la sonrisa de la
madre que alimenta y cuida, produzcan en el niño una
imagen de sí que le sea visualmente perceptible y que
sea interiorizada para reforzar su self y esbozar su yo,
el baño melódico (la voz de la madre, sus cánticos, la