23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

Fue así que nos hicimos amigas y continuamos
viéndonos. Ella me visitaba a menudo. Eso me traía una
gran tranquilidad. Me sentía tan desamparada. Quería
ser una buena mama y tratar de equivocarme lo menos
posible.
La literatura de la época era la del Dr. Arnold Gesell (3).
Yo pedí sus libros a los E.E.U.U. y me guié en gran parte
por sus recomendaciones. Con mi primer hijo seguí
paso a paso sus recomendaciones, pero con el
segundo fui más flexible porque había aprendido a
hacer madre y sentía que la vida me decía que hiciera
lo que mi bebé necesitaba. Eso me hizo sentir más
segura y poco a poco aprendí a ser madre de dos niños
de temperamento muy distinto uno de otro. Fue una
etapa difícil. Cuántas veces me preguntaba si procedía
bien, si podría ser mejor. A los dos les di de mamar
hasta que ellos lo decidieron.
Hoy la mujer, por un lado está más protegida. Pero en
muchos casos la alta tecnología no es lo que debiera
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ser. Los médicos parecen tener prisa y se hacen más
cesáreas que las que se debieran. Se avanza en la
preparación psico-profiláctica, pero, aún siento que hay
una barrera entre el obstetra y la futura mamá.
Pareciera que no se dan cuenta que es la madre la que
va a dar a luz. Según la Dra. Robbie Davis Floyd (4), los
ritos obstétricos se apoyan más en la tecnología que en
la naturaleza. Se debería honrar más al proceso del
nacimiento y al cuerpo de la mujer.
Creo que mis cursos benefician a los padres que van a
tener un bebé. Es muy difícil, dentro del medio en que
vivimos que los padres tomen conciencia del valor
humano de la música y descubran que ésta es la única
de todas las artes que puede y debe acompañar la vida
de quién aún no nació (5). Por ello, decidí dar cursos y
explicar que la música no es un lujo sino una necesidad.
En una de mis clases en el Hospital Fernández una
madre que ya había dado a luz me preguntó ¿por qué
no se nos ensena todo lo que usted dice ya que somos