23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

los modos de vincularse y comunicarse con el medio.
Porque enriqueciendo la expresión no verbal nos
damos cuenta que nuestro cuerpo es algo más que una
balanza; es vehículo de emociones, sentimientos y
receptor del deseo del otro.
Es importante traer la familia al grupo, directa o
indirectamente, a través de su representación en el
paciente. Personificaciones familiares con instrumentos
musicales nos muestran el lugar que ocupa cada
integrante, roles y estereotipos comunicativos.
Recuerdo una paciente que se paralizaba con la
inclusión de un tercero en un dialogo sonoro, y que
luego de un señalamiento pudo mejorar la relación con
su padre.
Se observan también los saboteos al tratamiento:
"como nena, si ya estás bien". O por el contrario:"¿otra
vez pellizcando, y tu dieta?"
En cuanto a la imagen corporal planteamos una
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evolución ontogenética de la misma a partir del
tratamiento. ¿ cómo se va logrando? Con un trabajo de
sensibilización, de descubrir los limites corporales, sus
posibilidades de expresión, utilizando objetos
intermediarios (instrumentos, globos, telas, sogas, etc.)
como disparadores de sensaciones y afectos que
podrían ser analizados y aceptados como propios.
Progresivamente, junto con el descenso de peso, se
producen cambios en la conducta corporal: el uso de
ropa más ajustada, maquillarse más, el caminar por la
calle "sintiendose Brigitte Bardot" como refiere una
paciente, el poder escuchar otro piropo que no sea "
¡gordita! ".
Incluir o no el espejo en la sesión es algo discutible.
Puede ser inhibitorio en los primeros encuentros la
confrontación con la imagen real, cuando lo importante
es trabajar cómo se ven; y asi es que encontramos a
una paciente anoréxica que pellizcandose la piel nos
dice: "¿Vio qué gorda estoy? Si es importante que se