23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

una "vocación de sacrificio" en haras del beneficio del
paciente y la desestimación o autodesestimación del rol
del terapeuta, o quizás en haras de algún beneficio
secundario. Podriamos preguntarnos entonces si la
tarea que realizamos no nos brinda gratificaciones y
placer, al servicio de qué lo hacemos. Las respuestas,
de todos modos, son individuales y sólo han de servirle
a quien se interroga.
Discurriendo en torno al concepto de utilidad del
encuadre me aparecen las ideas de rigidez y
flexibilidad. Si hablo de constantes ¿pueden sufrir
modificaciones?. Y sin pensar en la magnitud de una
modificación ¿pueden tener oscilaciones tales que
permitan variaciones en determinadas circustancias?.
En sus "Consejos al médico en el tratamiento
psicoanalitico" de 1912, Freud señalaba; "quiero hacer
constar que si la técnica aquí aconsejada ha
demostrado ser la única adecuada a mi personalidad
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individual, no es imposible que otra personalidad
médica, distintamente constituída. se vea impulsada a
adoptar una actitud diferente ante los enfermos y ante
la labor que los mismos plantean". El ya habia
contemplado esta situación, pero ochenta años más
tarde aún son muchos los sostienen que el encuadre
una vez que el terapeuta lo ha establecido o aceptado,
debe permanecer invariante. Como si la técnica no
fuera algo posible de evolución; las reglas del juego no
pudieran cambiarse cuando cuando los participantes
varian; y como si la persona misma que actúa como
terapeuta no fuera alguien que (es de esperar) vaya
modificando sus puntos de vista o sus pensamientos
durante el tiempo.
En estos casos, me parece que lo que se hace es
someterse a un estamento teórico en lugar de