23.7. 1993 Vitoria-Gasteiz / Spain - World Federation of Music Therapy

El escuchar, el asociar, el componer-crear y el
formular-interpretar son elementos fundamentales y
constitutivos del devenir en la díada psicoanalítica,
entendiendo por díada psicoanalítica la presencia e
interacción de los dos miembros que la constituyen. El
diálogo psicoanalítico presenta permanentes
variaciones en los roles, los tonos, las claves, los
modos y/o las ejecuciones.
Vamos también a enfocar este problema desde la
convicción operativa que considera que la “vitalidad”
personificable se manifiesta por el resultado de un
equilibrio dinámico entre fuerzas antagónicas en
permanente contraposición (¿contrapunto?); la actitud
analítica es una resultante de ese interjuego y el
analista es (o debiera ser...) un fiel receptor-transmisor
de esa vitalidad en juego.
La apertura de una sesión analítica comienza con la
interrupción transitoria del “continum vital”
habitualmente entendido como “realidad externa”. Esta
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apertura creemos que ofrece la posibilidad de producir
encuentros con la “realidad psíquica”: lo homologamos
a como cuando se enciende o prende un aparato de
alta fidelidad, y, siguiendo con la analogía, el “ruido de
imaginación” que se escucharía al prenderlo, equivale
al “ruido de imaginación” que suponemos se genera
cuando analista-analizando se disponen a “escucharse”
mutuamente. Creemos que la disposición a este
tipo de “escuchar-se”, (sonorizar las imágenes) les
permitirá a ambas revelar dimensiones temporoespeciales
mutuamente desconocidas. Esta situación
se verá facilitada por las sucesivas convalidaciones
dadas por la reiteración práctica y teórica del proceso
psicoanalítico y por las experiencias previamente
convenida en cada combinación particular.
Contemporáneamente es sabido que el tiempo del
continum personal, comunicario y universal, sigue su
curso sin interrupciones. Pensamos, sin embargo, que
a partir de ese momento, y en ambos participantes,