12.07.2015 Views

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

SHOW MORE
SHOW LESS
  • No tags were found...

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 111«nueva forma de reacción». Sin embargo, unos meses más tarde, cuando se celebraron laselecciones legislativas, Jaurès no fue reelegido, y poco después, cuando Cavaignac, ministro de laGuerra, pronunció en la Cámara un discurso en el que atacó a Dreyfus y calificó al Ejército deindispensable, <strong>los</strong> diputados resolvieron, con sólo dos votos en contra, cubrir <strong>los</strong> muros de París conel texto de ese discurso. De forma similar, cuando en octubre <strong>del</strong> mismo año estalló la gran huelgade París, Münster, el embajador alemán, pudo informar con certeza y confidencialmente a Berlínque, «por lo que a las grandes masas se refiere, ésta no es en modo alguno una cuestión política. Lostrabajadores han ido a la huelga sólo para conseguir salarios más altos, y acabarán por lograr<strong>los</strong>. Porlo que al caso Dreyfus se refiere, no se han molestado en ocuparse <strong>del</strong> asunto» 83 .¿Quiénes entonces, en amplios términos, eran <strong>los</strong> que apoyaban a Dreyfus? ¿Quiénes eran <strong>los</strong>300.000 franceses que devoraron ansiosamente el J’accuse de Zola y que seguían religiosamente <strong>los</strong>editoriales de Clemenceau? ¿Quiénes eran <strong>los</strong> hombres que, finalmente, lograron escindir enFrancia a cada clase e incluso a cada familia en facciones opuestas a propósito <strong>del</strong> caso Dreyfus? Larespuesta es que no formaban partido ni grupo homogéneo. En realidad, procedían más de las clasesbajas que de las altas, y de forma característica contaban con más médicos que abogados yfuncionarios civiles. En amplia medida, sin embargo, eran una mezcla de diversos elementos:hombres tan alejados como Zola y Péguy o Jaurès y Picquart, hombres que después se separarían yseguirían caminos muy diversos. «Proceden de partidos políticos y de comunidades religiosas quenada tienen en común, que se hallan incluso en conflicto entre sí... No se conocen <strong>los</strong> unos a <strong>los</strong>otros. Han luchado y en alguna ocasión lucharán de nuevo. No os engañéis: son la élite de lademocracia francesa 84 .Si Clemenceau hubiera tenido en aquella época suficiente confianza en sí mismo como paraconsiderar que sólo quienes le escuchaban constituían el verdadero pueblo de Francia, no hubierasido presa de ese fatal orgullo que caracterizó al resto de su carrera. De sus experiencias en elaffaire Dreyfus brotó su desánimo por el pueblo, su desprecio por <strong>los</strong> hombres y, finalmente, sucreencia de que él y sólo él sería capaz de salvar a la República. Jamás se inclinó hasta aplaudir lasaberraciones <strong>del</strong> populacho. Por eso, una vez que comenzó a identificar al populacho con el pueblo,apartó el suelo de sus propios pies y se sumió en ese torvo distanciamiento que más tarde ledistinguiría.La desunión <strong>del</strong> pueblo francés era evidente en cada familia. De forma característica sólo hallósu expresión política en las filas <strong>del</strong> partido obrero. Todos <strong>los</strong> demás partidos, como todos <strong>los</strong>grupos parlamentarios, se hallaban sólidamente en contra de Dreyfus cuando se inició la campañaen favor de una revisión. Todo lo que esto significa, sin embargo, es que <strong>los</strong> partidos burgueses yano representaban <strong>los</strong> sentimientos <strong>del</strong> electorado, porque la misma desunión que era tan patenteentre <strong>los</strong> socialistas, alcanzaba a casi todos <strong>los</strong> sectores de la población. En cualquier parte existíauna minoría adherida a la defensa que de la justicia hacía Clemenceau, y esta heterogénea minoríaera la que constituía el grupo de <strong>los</strong> dreyfusards. Su lucha contra el Ejército y la corrompidacomplicidad de la República que le apoyaba fue factor dominante en la política interior francesadesde finales de 1897 hasta la inauguración de la Exposición de 1900. También ejerció unainfluencia apreciable en la política exterior de la nación. Sin embargo, toda esta lucha, de la quehabía de deducirse eventualmente al menos un triunfo parcial, se desarrolló exclusivamente fuera<strong>del</strong> Parlamento. En la Asamblea llamada representativa, constituida como se hallaba por 600diputados de <strong>los</strong> diferentes tonos y matices <strong>del</strong> mundo <strong>del</strong> trabajo y <strong>del</strong> de la burguesía, sólo habíaen 1898 dos defensores de Dreyfus, y uno de el<strong>los</strong>, Jaurès, no fue reelegido.El aspecto intranquilizador <strong>del</strong> «affaire Dreyfus» consistía en que no fue sólo el populacho elque hubo de actuar a lo largo de líneas extraparlamentarias. Toda la minoría, luchando como sehallaba en favor <strong>del</strong> Parlamento, la democracia y la República, se vio también obligada a librar subatalla fuera de la Cámara. La única diferencia entre <strong>los</strong> dos elementos era que mientras unoutilizaba las calles, el otro recurría a la prensa y a <strong>los</strong> Tribunales. En otras palabras, toda la vida83 Véase HERZOG, op. cit., con fecha de 10 de octubre de 1898.84 «K. V. T.», op. cit., p. 608.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!