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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 204posibilidades probablemente casi por accidente: como lo que él deseaba por encima de todo eradestruir el imperio de <strong>los</strong> Habsburgo, no le fue difícil calcular el efecto que tendría la exclusión deuna nacionalidad de la estructura de un Estado que descansaba en una multitud de nacionalidades.Toda la fábrica de esta constitución peculiar, el precario equilibrio de su burocracia, quedaríanconmovidos si la opresión moderada, bajo la que todas las nacionalidades disfrutaban de una ciertadosis de igualdad, quedara minada por movimientos populares. Pero este objetivo hubiera podidoser igualmente logrado por el furioso odio de <strong>los</strong> pangermanistas hacia las nacionalidades eslavas,un odio que había quedado bien afirmado mucho antes de que el movimiento se hiciera antisemita yque había sido aprobado por sus afiliados judíos.Lo que hizo al antisemitismo de <strong>los</strong> pan-movimientos tan eficaz como para llegar a sobrevivir aldeclive general de la propaganda antisemita durante la engañosa tranquilidad que precedió alestallido de la primera guerra mundial fue su fusión con el nacionalismo tribal de la Europa oriental.Porque allí existía una inherente afinidad entre las teorías de <strong>los</strong> pan-movimientos acerca de <strong>los</strong>pueb<strong>los</strong> y la desarraigada existencia <strong>del</strong> pueblo judío. Parecía que <strong>los</strong> judíos constituían el únicoejemplo perfecto de un pueblo en el sentido tribal, que su organización era el mo<strong>del</strong>o que <strong>los</strong> panmovimientosdeseaban emular, que su supervivencia y su supuesto poder eran la mejor prueba de laveracidad de las teorías raciales.Si otras nacionalidades de la Monarquía Dual sólo se hallaban débilmente enraizadas en el sueloy poseían un escaso sentido <strong>del</strong> significado de un territorio común, <strong>los</strong> judíos eran el ejemplo de unpueblo que, sin ningún hogar, habían sido capaces de conservar su identidad a través de <strong>los</strong> sig<strong>los</strong> yque por eso podían ser citados como prueba de que no se precisaba de un territorio para constituiruna nacionalidad 56 . Si <strong>los</strong> pan-movimientos insistieron en la importancia secundaria <strong>del</strong> Estado y laimportancia radical <strong>del</strong> pueblo, organizado a través de <strong>los</strong> países y no necesariamente representadoen instituciones visibles, <strong>los</strong> judíos eran un perfecto mo<strong>del</strong>o de una nación sin un Estado y sininstituciones visibles 57 . Si las nacionalidades tribales se señalaban a sí mismas como centro de suorgullo tribal, al margen de logros históricos y de una relación con acontecimientos históricos; sicreían que alguna misteriosa cualidad inherente psicológica o física les convertía en la encarnación,no de Alemania, sino <strong>del</strong> germanismo, no de Rusia, sino <strong>del</strong> alma rusa, de alguna forma conocían,aunque no supieran exactamente cómo expresarlo, que la judeidad de <strong>los</strong> judíos asimilados eraexactamente el mismo tipo de encarnación personal e individual <strong>del</strong> judaísmo, y que el orgullopeculiar de <strong>los</strong> judíos secularizados, que no habían renunciado a la reivindicación de puebloelegido, significaba realmente que creían que eran diferentes y mejores tan sólo porque resultabaque habían nacido judíos, al margen de <strong>los</strong> logros y las tradiciones judíos.Es suficientemente cierto que esta actitud judía, es decir, este tipo judío de nacionalismo tribal,había sido resultado de la posición anormal de <strong>los</strong> judíos en <strong>los</strong> Estados modernos, fuera de laslindes de la sociedad y de la nación. Pero la posición de estos cambiantes grupos étnicos, que setornaron conscientes de su nacionalidad sólo a través <strong>del</strong> ejemplo de otras naciones —lasoccidentales—, y más tarde la posición de las masas desarraigadas de las grandes ciudades a las quetan eficazmente movilizó el racismo, fue en muchos aspectos muy similar. Se hallaban demasiado almargen de las fronteras de la sociedad y estaban también demasiado al margen <strong>del</strong> cuerpo políticode la Nación-Estado, que parecía ser la única organización política satisfactoria de <strong>los</strong> pueb<strong>los</strong>. En<strong>los</strong> judíos advirtieron inmediatamente a sus más afortunados y felices competidores, porque, talcomo el<strong>los</strong> lo veían, <strong>los</strong> judíos habían hallado una manera de constituir una sociedad propia que,precisamente porque carecía de una representación visible y de un escape político normal, podíaconvertirse en un sustitutivo de la nación.Pero lo que empujó a <strong>los</strong> judíos hasta el centro de estas ideologías raciales más que cualquierotra cosa fue el hecho aún más obvio de que la reivindicación de <strong>los</strong> pan-movimientos a su calidad56 Así lo citó OTTO BAUER, socialista y no precisamente antisemita, op. cit., p. 37357 Por lo que se refiere a la autointerpretación judía, resulta muy instructivo el ensayo de A. S. STEINBERG «Dieweltanschaulichen Voraussetzungen der jüdischen Geschichtsschreibung», en Dubnov Festschrift, 1930: «Si uno... estáconvencido <strong>del</strong> concepto de la vida tal como es expresado en la historia judía..., entonces la cuestión <strong>del</strong> Estado pierdesu importancia, sea cual fuere la respuesta que pueda darle.»

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