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arendt-hannah-los-origenes-del-totalitarismo

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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 261En esta atmósfera de ruptura de la sociedad de clases se desarrolló la psicología <strong>del</strong> hombremasaeuropeo. El hecho de que con uniformidad monótona, pero no abstracta, sobreviniera elmismo destino a una masa de individuos no impidió que éstos lo juzgaran en términos de fracasoindividual y al mundo entero en términos de injusticia específica. Esta amargura centrada en símisma, empero, aunque repetida una y otra vez en el aislamiento individual, no constituía un lazocomún, a pesar de su tendencia a extinguir las diferencias individuales, porque no se hallaba basadaen el interés común, económico, social o político. Su concentración, por eso, corrió parejas con undecisivo debilitamiento <strong>del</strong> instinto de autoconservación. La abnegación, en el sentido de que unomismo no importa, el sentimiento de ser gastable, ya no era la expresión de un idealismo individual,sino un fenómeno de masas. El viejo adagio según el cual <strong>los</strong> pobres y <strong>los</strong> oprimidos no tienen nadaque perder más que sus cadenas no se aplicaba a <strong>los</strong> hombres-masa porque eran privados de muchomás que las cadenas de la miseria cuando perdían el interés por su propio bienestar: habíadesaparecido la fuente de todas las preocupaciones y cuidados que hacen a la vida humana inquietay angustiada. En comparación con su ausencia de materialismo, un monje cristiano parecía unhombre absorbido por <strong>los</strong> asuntos mundanos. Himmler, que tan bien conocía la mentalidad deaquel<strong>los</strong> a <strong>los</strong> que organizó, describió no sólo a sus hombres SS, sino a amplios estratos de donde<strong>los</strong> reclutó, cuando dijo que no se hallaban interesados en <strong>los</strong> «problemas cotidianos», sino sólo «encuestiones ideológicas importantes durante décadas y sig<strong>los</strong>, de forma tal que el hombre... sabe queestá trabajando para una gran tarea que solamente se presenta una vez cada dos mil años» 20 . Lagigantesca concentración de individuos produjo una mentalidad que, como Cecil Rhodes unoscuarenta años antes, pensaba en continentes y sentía en sig<strong>los</strong>.Eminentes investigadores y políticos europeos habían predicho desde comienzos <strong>del</strong> siglo XIX laaparición <strong>del</strong> hombre-masa y la llegada de una época de las masas. Toda una literatura sobre elcomportamiento de las masas y la psicología de las masas había demostrado y popularizado elconocimiento, tan familiar a <strong>los</strong> antiguos, de la afinidad entre democracia y dictadura, entre ladominación <strong>del</strong> populacho y la tiranía. Había preparado a ciertos sectores políticamente conscientesy superconscientes <strong>del</strong> mundo instruido occidental para la emergencia de demagogos, para lacredulidad, la superstición y la brutalidad. Sin embargo, aunque todas estas predicciones llegaron acumplirse en algún sentido, perdieron mucho de su significado a la vista de fenómenos taninesperados e imprevisibles como la pérdida radical <strong>del</strong> interés por sí mismo de cada uno 21 , laindiferencia cínica o aburrida frente a la muerte u otras catástrofes personales, la inclinaciónapasionada hacia las nociones más abstractas como guías de la vida y el desprecio general inclusopor las normas más obvias <strong>del</strong> sentido común.Las masas, contra lo que se predijo, no fueron resultado de la creciente igualdad de condición, <strong>del</strong>a difusión de la educación general y su inevitable reducción de niveles y de la popularización de sucontenido (América, la tierra clásica de la igualdad de condiciones y de la educación general, contodos sus defectos conoce menos acerca de la moderna psicología de masas que tal vez cualquierotro país <strong>del</strong> mundo.) Pronto se vio con claridad que las personas muy cultas se sentíanparticularmente atraídas hacia <strong>los</strong> movimientos de masas y que, generalmente, un individualismo yuna complejidad altamente diferenciados no impedían, e incluso a veces favorecían, el abandono desí mismo en la masa que facilitaron <strong>los</strong> movimientos de masas. Como fue tan inesperado el hechoobvio de que la individualización y la educación no impedían la formación de las actitudes demasas, se ha culpado frecuentemente a la morbosidad o al nihilismo de la intelligentsia moderna deun odio hacia sí misma, supuestamente típico de <strong>los</strong> intelectuales, de una «hostilidad a la vida» <strong>del</strong>espíritu y al antagonismo respecto de la vitalidad. Sin embargo, <strong>los</strong> muy calumniados intelectuales20 Discurso de HEINRICH HIMMLER sobre la «Organización y obligaciones de las SS y la Policía», publicado enNational-politischer Lehrgang der Wehrmacht vom 15-23 Januar, 1937. Cita de Nazi Conspiracy and Aggresion.Office of the United States Chief Counsel for the Prosecution of Axis Criminality, U. S. Government, Washington,1946, IV, 616 y sigs.21 GUSTAVE LEBON, La Psychologie des foules, 1895, menciona la abnegación peculiar de las masas. Véase el cap.II, párrafo 5.

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