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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 194soñaban con la posibilidad de una dominación total, pero sabían cómo organizar al populacho yeran conscientes de <strong>los</strong> empleos que para la organización, y no simplemente ideológicos opropagandísticos, podían darse a <strong>los</strong> conceptos raciales. Su significado sólo es superficialmentecaptado en las teorías relativamente modestas de política exterior —una Europa centralgermanizada o una Europa oriental y meridional rusificada— que sirvieron como puntos de partidapara <strong>los</strong> programas de conquista mundial <strong>del</strong> nazismo y <strong>del</strong> bolchevismo 17 . Los «pueb<strong>los</strong>germánicos» fuera <strong>del</strong> Reich y «nuestros hermanos pequeños eslavos» fuera de la Santa Rusiageneraron una confortable cortina de humo de <strong>los</strong> derechos nacionales a la autodeterminación,fáciles escalones para una expansión ulterior. Sin embargo, mucho más esencial fue el hecho de que<strong>los</strong> Gobiernos totalitarios heredaron un aura de santidad: sólo tenían que invocar el pasado de la«Santa Rusia» o el «Sacro Imperio Romano» para despertar todo tipo de supersticiones entre <strong>los</strong> intelectualeseslavos o hermanos 18 . Las vaciedades seudomíticas, enriquecidas por incontables yarbitrarios recuerdos históricos, proporcionaban una atracción emotiva que parecía superar, enprofundidad y en anchura, las limitaciones <strong>del</strong> nacionalismo. Fuera de esto, en cualquier caso,surgió esa nueva clase de sentimiento nacionalista cuya violencia resultó ser un excelente motorpara poner en movimiento a las masas <strong>del</strong> populacho y completamente adecuada para reemplazarcomo centro emocional a un más antiguo patriotismo nacional.El nuevo tipo de nacionalismo tribal, más o menos característico de todas las naciones ynacionalidades de la Europa central y oriental, era completamente diferente en contenido y ensignificado —aunque no en violencia— de <strong>los</strong> excesos nacionalistas occidentales. El chauvinismo—usualmente concebido en relación con el nationalisme intégral de Maurras y Barrès en la épocade comienzos de siglo, con su glorificación romántica <strong>del</strong> pasado y su morboso culto a <strong>los</strong>muertos—, incluso en sus manifestaciones más salvajemente fantásticas, no llegó a sostener que <strong>los</strong>hombres de origen francés, nacidos y educados en otro país, sin conocimiento alguno de la lengua ode la cultura francesas, fueran franceses natos gracias a algunas misteriosas cualidades <strong>del</strong> cuerpo o<strong>del</strong> alma. Sólo con «la ensanchada conciencia tribal» surgió esa peculiar identificación de lanacionalidad con el alma de cada uno, ese orgullo intimista que ya no se preocupa exclusivamentede <strong>los</strong> asuntos públicos, sino que penetra en cada fase de la vida privada hasta que, por ejemplo, «lavida privada de cada verdadero polaco... es una vida pública de polonidad» 19 .En términos psicológicos, la principal diferencia entre el más violento chauvinismo y estenacionalismo tribal radica en que uno es extrovertido, se ocupa sólo de <strong>los</strong> visibles logrosespirituales y materiales de la nación, mientras que el otro, incluso en sus formas más suaves (elmovimiento juvenil alemán, por ejemplo), es introvertido, se concentra en el alma de cadaindividuo, que es considerada como la encarnación de las cualidades nacionales generales. Lamística chauvinista todavía apunta a algo que realmente existió en el pasado (como en el caso <strong>del</strong>nationalisme intégral) y simplemente trata de elevarlo a un terreno más allá <strong>del</strong> control humano; eltribalisme, por su lado, parte de inexistentes elementos seudomísticos que se propone realizarcompletamente en el futuro. Puede ser fácilmente reconocido por su tremenda arrogancia, inherentea su concentración en sí mismo, qu se atreve a medir a un pueblo su pasado y su presente por elpatrón de unas exaltadas cualidades internas y que inevitablemente rechaza su existencia, tradición,instituciones y cultura visibles.Políticamente hablando, el nacionalismo tribal insiste siempre en que su propio pueblo estároeado por «un mundo de enemigos», «uno contra todos», en que existe una diferencia fundamental17 DANILEWSKI, op. cit., incluía en un futuro imperio ruso a todos <strong>los</strong> países balcánicos: Turquía, Hungría,Checoslovaquia, Galitzia e Istria, con Trieste.18 El eslavófilo K. S. AKSAKOW, escribiendo a mediados <strong>del</strong> siglo XIX, tomó al pie de la letra el título oficial de«Santa Rusia», tal como harían más tarde <strong>los</strong> paneslavistas (véase Th. G. MASARYK, op. cit., pp. 234 y ss. Muycaracterística de la vaga vaciedad <strong>del</strong> pangermanismo es la obra de MOELLER VAN DEN BRUCK, Germany’s ThirdEmpire (Nueva York, 1934), en la que proclama: «Hay un solo Iraperio como hay una sola Iglesia. Cualesquiera otrosque reivindiquen este título pueden constituir un Estado, una comunidad o una secta. Sólo existe El Imperio» (página263).19 GEORGE CLEINOW, Die Zukunft Polens, Leipzig, 1914, II, pp. 93 y ss.

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