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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 279CAPÍTULO XIEL MOVIMIENTO TOTALITARIO1. PROPAGANDA TOTALITARIASólo el populacho y la élite pueden sentirse atraídos por el ímpetu mismo <strong>del</strong> <strong>totalitarismo</strong>; lasmasas tienen que ser ganadas por la propaganda. Bajo las condiciones <strong>del</strong> Gobierno constitucional yde la libertad de opinión, <strong>los</strong> movimientos totalitarios que luchan por el poder pueden emplear elterror sólo hasta un determinado grado y comparte con otros partidos la necesidad de conseguirseguidores y de parecer plausibles ante un público que no está todavía rigurosamente aislado detodas las demás fuentes de información.Se reconoció temprano y se ha afirmado frecuentemente que en <strong>los</strong> países totalitarios lapropaganda y el terror ofrecen dos caras de la misma moneda 1 . Esto, empero, es sólo cierto en parte.Allí donde el <strong>totalitarismo</strong> posee un control absoluto sustituye a la propaganda con eladoctrinamiento y utiliza la violencia, no tanto para asustar al pueblo (esto se hace sólo en las fasesiniciales, cuando todavía existe una oposición política) como para realizar constantemente susdoctrinas ideológicas y sus mentiras prácticas. El <strong>totalitarismo</strong> no se contentará con declarar, frentea hechos que prueban lo contrario, que no existe el paro; abolirá <strong>los</strong> subsidios de paro como parte definal de la democracia y <strong>del</strong> gobierno legal to davía constituyen una lectura interesante; en época tan temprana como lade mediadosde la década de <strong>los</strong> 30 fue reemplazado por el propio tipo nazi de teórico político y de jurista como HansFrank que más tarde sería gobernador de Polonia; Gottfried Neese y Reinhard Hoehn. El último en caer en desgracia fueel historiador Walter Frank, que había sido un antisemita convencido y miembro <strong>del</strong> Partido Nazi antes de que éstellegara al poder y que en 1933 fue nombrado director <strong>del</strong> recientemente fundado «Reichsinstitut für Geschichte desNeuen Deutschlands», con su famosa «Forschungsabteilung Judenfrage», y editor de <strong>los</strong> nueve volúmenes deForschungen zur Judenfrage (1937-1944). En <strong>los</strong> primeros años de la década de <strong>los</strong> 40, Frank tuvo que ceder suposición e influencia al famoso ALFRED ROSENBERG, cuya obra El mito <strong>del</strong> siglo XX no muestra ciertamenteaspiración alguna de carácter erudito. Frank perdió claramente la confianza tan sólo porque no era un charlatán.Lo que ni la élite ni el populacho que «abrazaron» el nacionalsocialismo con semejante fervor podían comprender eraque «uno no puede abrazar esta orden... por accidente. Por encima y más allá de la buena voluntad de servir se halla lafirme necesidad de la selección, que no conoce ni circunstancias atenuantes ni la clemencia» (Der Weg der SS,publicado por el SS Hauptamt-Schulungsamt, s. f., página 4). En otras palabras, respecto de la selección de aquel<strong>los</strong> quépasarían a unírseles, <strong>los</strong> nazis pretendían formular sus propias decisiones, al margen <strong>del</strong> «accidente» de cualesquieraopiniones. Parece que lo mismo cabe decir de la selección de bolcheviques para su ingreso en la Policía Secreta. F.BECK y W. GODIN informan en Russian Purge and the Extraction of Confession, 1951, p. 160, que <strong>los</strong> miembros <strong>del</strong>a NKVD son escogidos entre las filas <strong>del</strong> Partido sin tener la más ligera oportunidad de presentarse voluntarios para elingreso en esta «carrera».1 Véase, por ejemplo, Dictatorships and Political Police: The Technique of Control by Fear, de E. KOHN-BRAMSTEDT, Londres, 1945, pp. 164 y ss. La explicación es que «el terror sin propaganda perdería la mayor parte desu efecto psicológico, mientras que la propaganda sin terror no supone todo su impacto» (p. 175). Lo que se pasa poralto en estas y en similares declaraciones, que habitualmente se repiten, es el hecho de que no sólo la propagandapolítica, sino toda la moderna publicidad de masas contienen un elemento de amenaza; que el terror, por otra parte,puede resultar completamente eficaz sin la propaganda mientras que sólo se trate <strong>del</strong> simple terror político convencionalde una tiranía. El terror necesita de la propaganda sólo cuando se pretende que coaccione no sólo desde fuera, sinocomo si fuera desde dentro, cuando el régimen político desea algo más que el poder. En este sentido, el teórico naziEUGEN HADAMOVSKY pudo decir en Propaganda und nationale Macht, 1933: «La propaganda y la violencia noson nunca contradictorias. El uso de la violencia puede ser parte de la propaganda» (p. 22).

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