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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 73que dijo: Neque in toto orbi alicui nationi inservimus, y ni entonces ni más tarde habríancomprendido por completo la respuesta <strong>del</strong> «cristiano docto» que replicó: «Pero esto significa quela felicidad es sólo para unos pocos. El pueblo considerado como un corpo (sic) es perseguido entodas partes, carece de autogobierno, está sujeto a la dominación extranjera, no tiene poder nidignidad y vaga por todo el mundo, siendo un extraño en todas partes». 21La arrogancia de clase surgió sólo cuando entre <strong>los</strong> banqueros de <strong>los</strong> Estados de <strong>los</strong> diferentespaíses se establecieron relaciones económicas; pronto siguieron <strong>los</strong> matrimonios entre las familiasdestacadas, y el proceso culminó en un auténtico sistema internacional de casta, hasta entoncesdesconocido en la sociedad judía; esto fue muy chocante para <strong>los</strong> observadores no judíos, puestoque tuvo lugar cuando las antiguas propiedades feudales y las castas desaparecían rápidamente enlas nuevas clases. Uno dedujo, muy erróneamente, que el pueblo judío era un vestigio de la EdadMedia, y no advirtió que esta nueva casta era de un nacimiento muy reciente. Quedó terminada sóloen el siglo XIX, y numéricamente comprendía no más de quizá un centenar de familias. Pero comoéstas se hallaban bien a la vista, el pueblo judío en conjunto llegó a ser considerado como unacasta 22 .Por eso, aun siendo grande el papel desempeñado por <strong>los</strong> judíos palaciegos en la historia políticay en relación con el nacimiento <strong>del</strong> antisemitismo, la historia social podía fácilmente haberlesdejado a un lado si no hubiera sido por el hecho de que poseyeron ciertos rasgos psicológicos ynormas de conducta comunes a <strong>los</strong> intelectuales judíos, que solían ser, al fin y al cabo, hijos dehombres de negocios. Los notables judíos querían dominar al pueblo judío, y por eso no deseabanabandonarlo, mientras que resultaba característico de <strong>los</strong> intelectuales judíos el que desearan de j ar asu pueblo y ser admitidos en la sociedad; ambos compartían el sentimiento de ser excepciones, unsentimiento perfectamente en armonía con el juicio de su entorno. Los «judíos de excepción» de lariqueza se consideraban como excepciones al destino común <strong>del</strong> pueblo judío y eran reconocidospor <strong>los</strong> Gobiernos como excepcionalmente útiles; <strong>los</strong> «judíos de excepción» de la cultura seconsideraban el<strong>los</strong> mismos excepciones <strong>del</strong> pueblo judío y también seres humanos excepcionales, yeran reconocidos como tales por la sociedad.La asimilación, tanto si fue llevada al extremo de la conversión como si no lo fue, nuncaconstituyó una auténtica amenaza a la supervivencia de <strong>los</strong> judíos. 23 Si eran bien acogidos o si eranrechazados, era porque eran judíos y se mostraban bien conscientes de ello. Las primerasgeneraciones de judíos cultos todavía deseaban sinceramente perder su identidad como judíos, yBoerne escribió con mucha amargura: «Algunos me reprochan el ser judío, algunos me alaban poreso, algunos me lo perdonan, pero todos piensan en lo mismo» 24 . Todavía educados en las ideas <strong>del</strong>siglo XVIII, anhelaban un país sin cristianos ni judíos; se consagraban a la ciencia y a las artes y semostraban muy ofendidos cuando advertían que <strong>los</strong> Gobiernos que concedían toda clase de honoresy de privilegios a un banquero judío, condenaban a morir de hambre a <strong>los</strong> intelectuales judíos 25 . Lasconversiones, que a principios <strong>del</strong> siglo XIX fueron impulsadas por el temor a ser confundidos conlas masas judías, se convirtieron después en una necesidad para lograr el sustento necesario.Semejante premio a la falta de carácter forzó a toda una generación de judíos a una amargaoposición contra el Estado y la sociedad. Los «nuevos especímenes de la Humanidad», ya quehabían de ser tales, se convirtieron en rebeldes, y como <strong>los</strong> Gobiernos más reaccionarios <strong>del</strong> período21 SCHUDT, op. cit., I, 19.22 CHRISTIAN FRIEDRICH RUEHS define a todo el pueblo judío como una «casta de mercaderes», «Ueber dieAnsprüchender Juden an das deutsche Bürgerrecht», en Zeitschrift für die neueste Geschichte, 1815.23 Hecho notable, aunque poco conocido es que la asimilación como programa condujo mucho más frecuentemente a laconversión que al matrimonio mixto. Desgraciadamente, las estadísticas ocultan más que revelan este hecho, porqueconsideran matrimonios mixtos todas las uniones de no judíos con judíos, convertidos o no convertidos. Sabemos, sinembargo, que en Alemania han existido bastantes familias bautizadas a lo largo de varias generaciones y que, sinembargo, han seguido siendo puramente judías. Prueba de ello era que el judío convertido sólo raramente abandonaba asu familia y, aún más raramente, dejaba también su entorno judío. En cualquier caso, la familia judía demostraba seruna fuerza más conservadora que la religión judía.24 Briefe aus Paris, 74. a carta, febrero de 1832.25 Ibíd., 72. a carta.

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