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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 135producción dependía de una oferta y de una demanda que, a partir de entonces, debía proceder «<strong>del</strong>exterior de la sociedad capitalista» 43 . Tal oferta y tal demanda procedían <strong>del</strong> interior de la nación,mientras que el sistema capitalista no controló a todas sus clases junto con su entera capacidadproductiva. Cuando el capitalismo penetró toda la estructura económica y todos <strong>los</strong> estratos socialesllegaron a la órbita de su sistema de producción y consumo, <strong>los</strong> capitalistas tuvieron que decidirseclaramente entre el colapso de todo el sistema económico o el hallazgo de nuevos mercados, esdecir, la penetración de nuevos países que no estaban todavía sujetos al capitalismo y que por esopodrían proporcionar una oferta y una demanda no capitalistas.El punto decisivo de las décadas de <strong>los</strong> sesenta y de <strong>los</strong> setenta, que iniciaron la era <strong>del</strong>imperialismo, fue el que forzaron a la burguesía a comprender por vez primera que el pecadooriginal de simple latrocinio, que hacía sig<strong>los</strong> que había hecho posible la «acumulación original decapital» (Marx) y que había iniciado toda acumulación ulterior, tenía que ser eventualmenterepetido, so pena de que el motor de la acumulación set desintegrara súbitamente. 44 Frente a estepeligro, que no sólo amenazaba a la burguesía, sino a toda la nación, con una catastrófica ruptura <strong>del</strong>a producción, <strong>los</strong> productores capitalistas comprendieron que las formas y las leyes de su sistemade producción «desde el comienzo habían sido calculadas para toda la Tierra» 45 .La primera reacción ante el saturado mercado interior, la falta de materias primas y las crecientescrisis, fue la exportación de capital. Los propietarios de la riqueza superflua trataron en primer lugarde realizar inversiones en el exterior sin expansión y sin control político, de lo que resultó unainigualable orgía de estafas, escánda<strong>los</strong> financieros y especulaciones bolsísticas, aún másalarmantes dado que las inversiones exteriores crecían más rápidamente que las interiores 46 . Lasgrandes cantidades de dinero resultantes <strong>del</strong> exceso de ahorro abrieron el camino a las pequeñaseconomías, al producto <strong>del</strong> trabajo <strong>del</strong> hombre de la calle. Las empresas interiores, para mantenerseal ritmo de las inversiones interiores, se entregaron también a métodos fraudulentos y atrajerontambién a un creciente número de personas, que, en la esperanza de milagrosas ganancias, lanzaronsu dinero por la ventana. El escándalo de Panamá en Francia, el Gründungsschwinder en Alemaniay Austria, se convirtieron en ejemp<strong>los</strong> clásicos. De las promesas de tremendos beneficios sederivaron tremendas pérdidas. Los propietarios de <strong>los</strong> pequeños ahorros perdieron tanto y tanrápidamente, que <strong>los</strong> propietarios <strong>del</strong> gran capital superfluo pronto se vieron so<strong>los</strong> en lo que, en unsentido, era un campo de batalla. Tras no haber logrado hacer de toda la sociedad una comunidad dejugadores, eran otra vez superfluos, se hallaban excluidos <strong>del</strong> proceso normal de la producción, alop. cit., quien cree que «un reavivamiento <strong>del</strong> interés por la emigración fue un factor importante en <strong>los</strong> comienzos <strong>del</strong>movimiento imperial», y que este interés había sido provocado por «una seria depresión en el comercio y en la industriabritánicos» hacia la terminación de la década de <strong>los</strong> años sesenta (p. 280). Schuyler describe también con algunaextensión el fuerte «sentimiento antiimperialista de mediados de la era victoriana». Desgraciadamente, Schuyler noestablece diíerencias entre la Commonwealth y el Imperio propiamente d icho, aunque la discusión sobre el materialpreimperialista podría haber sugerido fácilmente esa diferenciación.43 ROSA LUXEMBURG, Die Akkumulation des Kapitals, Berlín, 1923, p. 273.44 RUDOLF HILFERDING, Das Finanzkapital, Viena, 1910, p. 401, menciona —pero sin analizar sus implicaciones—el hecho de que el imperialismo «repentinamente utiliza de nuevo <strong>los</strong> métodos de la acumulación original de la riquezacapitalista».45 Según la brillante percepción de Rosa Luxemburgo de la estructura política <strong>del</strong> imperialismo (op. cit., pp. 273 y ss.,pp. 361 y ss.), el «proceso histórico de la acumulación de capital depende en todos sus aspectos de la existencia de unosestratos sociales no capitalistas», de forma tal que «el imperialismo es la expresión política de la acumulación de capitalen su competición por la posesión de <strong>los</strong> restos <strong>del</strong> mundo no capitalista». Esta dependencia esencial <strong>del</strong> capitalismorespecto de un mundo no capitalista se halla en la base de todos <strong>los</strong> demás aspectos <strong>del</strong> imperialismo, que entoncespuede ser explicado como resultado <strong>del</strong> exceso de ahorro y de la mala distribución (HOBSON, op. cit.), como resultadode la superproducción y de la consecuente necesidad de nuevos mercados (LENIN, El imperialismo, última etapa <strong>del</strong>capitalismo, 1917), como resultado de un insuficiente aprovisionamiento de materias primas (HAYES, op. cit.) o comoexportación de capitales para equilibrar el tipo nacional de interés (HILFERDING, op. cit.).46 Según HILFERDING, op. cit., p. 409, <strong>los</strong> ingresos británicos procedentes de inversiones en el exterior, desde 1865 a1898, se multiplicaron por nueve mientras que <strong>los</strong> ingresos nacionales se doblaron. Supone que en las inversionesexteriores de Alemania y Francia se registró un aumento similar, aunque probablemente menos marcado.

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