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Hannah Arendt L o s o r í g e n e s d e l t o t a l i t a r i s m o 317que impedir que ese nuevo mundo desarrolle una nueva estabilidad; porque una estabilización desus leyes e instituciones liquidaría seguramente al mismo movimiento y con él la esperanza de unaeventual conquista mundial. El dirigente totalitario debe impedir a cualquier precio que lanormalización alcance un punto en el que pueda desarrollarse un nuevo estilo de vida, uno quepueda, después de algún tiempo, perder sus cualidades bastardas y ocupar su lugar entre <strong>los</strong> esti<strong>los</strong>de vida enteramente diferentes y profundamente distintos de las naciones de la Tierra. En elmomento en el que las instituciones revo lucionarias se convierten en un estilo nacional de vida (esemomento en el que Hitler afirma que el nazismo no es un artículo de exportación, o cuando Stalinasegura que el socialismo puede ser construido en un solo país, sería algo más que un intento deengañar al mundo no totalitario), el <strong>totalitarismo</strong> perdería su cualidad «total» y se tornaría sujeto ala ley de las naciones según la cual cada una posee un territorio específico, un pueblo y unatradición histórica —una pluralidad que ipso facto rechaza cualquier afirmación de que cualquierforma específica de Gobierno es absolutamente válida.Prácticamente hablando, la paradoja <strong>del</strong> <strong>totalitarismo</strong> en el poder es que la posesión de todos <strong>los</strong>instrumentos de poder gubernamental y de violencia en un país no es precisamente un bien puropara un movimiento totalitario. Su desprecio por <strong>los</strong> hechos, su estricta adhesión a las normas de unmundo ficticio, se tornan más difíciles de mantener y, sin embargo, siguen siendo tan esencialescomo antes. El poder significa un enfrentamiento directo con la realidad, y el <strong>totalitarismo</strong> en elpoder está constantemente preocupado de hacer frente a este reto. La propaganda y la organizaciónya no bastan para afirmar que lo imposible es posible, que lo increíble es cierto, que una insanaconsistencia domina al mundo. El principal apoyo psicológico de la ficción totalitaria —elresentimiento activo contra el statu quo que las masas se niegan a aceptar como el único mundoposible— ya no está allí; cada migaja de información que se filtra a través <strong>del</strong> telón de acero,establecido contra la siempre amenazante inundación de la realidad <strong>del</strong> otro lado, <strong>del</strong> lado nototalitario, es un peligro más grande para la dominación totalitaria que lo que fue la contrapropagandapara <strong>los</strong> movimientos totalitarios.La lucha por la dominación total de la población total de la Tierra, la eliminación de todarealidad no totalitaria en competencia, es inherente a <strong>los</strong> mismos regímenes totalitarios; si nopersiguen como objetivo último una dominación global, lo más probable es que pierdan todo tipo depoda que hayan ya conquistado. Incluso un solo individuo no puede ser absoluta y fiablementedominado más que bajo condiciones totalitarias globales. Por eso la ascensión al poder significaprimariamente el establecimiento de una sede oficial y oficialmente reconocida (o de sucursales enel caso de <strong>los</strong> países satélites) para el movimiento y la adquisición de un tipo de laboratorio en elque realizar el experimento con, o, más bien, contra, la realidad, el experimento de organizar a unpueblo para unos objetivos últimos que desdeñan la individualidad tanto como la nacionalidad, bajocondiciones que son reconocidamente no perfectas, pero que resultan suficientes para importantesresultados parciales. El <strong>totalitarismo</strong> en el poder utiliza la administración <strong>del</strong> Estado para su fin deconquista mundial a largo plazo y para la dirección de las sucursales <strong>del</strong> movimiento; establece a laPolicía Secreta como ejecutora y guardiana de su experimento doméstico de constantetransformación de la realidad en ficción, y, finalmente, erige <strong>los</strong> campos de concentración comolaboratorios especiales para realizar su experiencia de dominación total.1. EL LLAMADO ESTADO TOTALITARIOLa Historia nos enseña que la subida al poder y la responsabilidad afectan profundamente a lanaturaleza de <strong>los</strong> partidos revolucionarios. La experiencia y el sentido común estaban perfectamentejustificados al esperar que el <strong>totalitarismo</strong> en el poder perdería gradualmente su empujerevolucionario y su carácter utópico, que la actividad cotidiana <strong>del</strong> Gobierno y la posesión <strong>del</strong> poderreal moderarían las afirmaciones de <strong>los</strong> movimientos formuladas antes de la conquista <strong>del</strong> poder ydestruirían paulatinamente el mundo ficticio de sus organizaciones. Al fin y al cabo, parececorresponder a la verdadera naturaleza de las cosas personales o públicas el que las exigencias y <strong>los</strong>

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